Días preciosos en la abadía de San Norberto en Wisconsin - USA. Silencio y generosidad The Lord is risen in St. Norbert's Abbey
Los norbertinos son hombres muy especiales y preparados, hacen doctorados, bastantes de entre ellos son músicos, aprenden idiomas, tocan instrumentos, cantan magníficamente, los hay artistas, poetas con libros publicados, uno corre maratones… Y claro, también hay misioneros, varios en Perú y dos en nuestro Vicariato. Durante cuatro días hemos disfrutado de su hospitalidad y hemos podido conocer su vida, sorprendente e inspiradora.
Así reza -“El Señor ha resucitado”- la antífona del Benedictus del tiempo de Pascua, bellísima, compuesta especialmente para los norbertinos de USA, como todos los textos de la liturgia de las horas, que ellos cuidan de manera especial. Durante cuatro días hemos disfrutado de su hospitalidad y hemos podido conocer su vida, sorprendente e inspiradora.
No son monjes, son canónigos regulares fundados por San Norberto de Xanten a comienzos del siglo XI en Prémontré (Francia), por eso también se conocen como premostratenses o mostenses. Viven en comunidad pero no son contemplativos, se dedican a diversos ministerios, como acá se llaman las tareas pastorales: son profesores de universidad y colegios, párrocos, predicadores de retiros, etc.
Son hombres muy especiales y preparados, hacen doctorados, bastantes de entre ellos son músicos, aprenden idiomas, tocan instrumentos, cantan magníficamente, los hay artistas, poetas con libros publicados, uno corre maratones… Y claro, también hay misioneros, varios en Perú y dos en nuestro Vicariato: el p. Lamberto Beaten, que murió repentinamente el jueves santo de 2008 en Santa Clotilde, y el p. Jack McCarthy, sacerdote y médico allí mismo durante años.
El propósito fundamental de nuestro viaje era visitar a Jack, ya mayorcito, y también conversar con el abad. Hace décadas que la abadía sostiene económicamente el hospital y la micro-red de salud del Napo, y queríamos agradecer y pedir que continúen con su ayuda, y que además apoyen al Vicariato, cuya economía es siempre frágil y precaria. En una reunión pudimos expresar todo esto, aderezado con imágenes y explicaciones; el abad y el ecónomo nos escucharon con mucha atención.
El p. Dane Radecki es el abad mitrado de San Norberto, un hombre muy inteligente y con gran sentido del humor. En otros momentos más allá de la reunión -en la noche o en el almuerzo- quiso seguir compartiendo con nosotros. Cuando hay cambio de abad, los norbertinos disciernen primero por cuántos años necesitarán al superior habida cuenta el momento y las necesidades de la comunidad, y después lo escogen. Interesante.
Es como un obispo con todas las de la ley (con mitra, báculo, anillo, pectoral, escudo) pero con ciertas limitaciones: ejerce su jurisdicción dentro de la abadía aunque no puede ordenar sacerdotes (ni siquiera a sus hermanos) y preside confirmaciones cuando el obispo de Green Bay le delega. Hace 900 años debió de ser una forma de proteger a los religiosos de aquellos obispos señores feudales. Me gusta el hecho de que el abad es elegido democráticamente, prueba de que eso no es imposible en la Iglesia.
A las 7:30 vamos al coro de la hermosísima iglesia abacial y oramos laudes juntos. En la tarde toca Eucaristía y después vísperas (¿qué es eso de mezclar las cosas en un chapo litúrgico? Nunca me ha gustado). Despacio, con gusto, con delicadeza, siempre cantando. Al terminar las vísperas los norbertinos se van a su sala de estar y durante media hora se toman una copa de vino o una cerveza conversando tranquilamente en grupos, eso me ha encantado. El fuego es solo un decorado de madera ficticia que no arde, pero el gas calienta. De ahí pasan a la cena.
Una vida sosegada, en silencio, todo lo hacen sin estridencias y con suavidad. Entramos en el cuarto de Jack y vemos que viven con sencillez, no tienen baño propio, aunque nuestras habitaciones de invitados sí, disfrutamos de todas las comodidades, incluso tele. Manejan propiedades y rentas desde hace siglos y ayudan a muchas personas e instituciones, pero tratan de ser austeros.
Desde mi ventana veo al fondo su cementerio, situado frente a la iglesia. Presidiendo, la tumba del primer abad fundador llegado de Europa, y en torno cruces blancas sembradas sobre la hierba, todas iguales, en hilera. Simplicidad hasta la eternidad; armonía serena. Y siempre juntos. Un pie de foto sobre el significado de la vida y un testimonio silente de que realmente The Lord is risen en quienes siguen a Jesús y comparten con los más pequeños. ¡Gracias norbertinos!