Dos ratos con un fuera de serie
Tenemos cita con el padre Ángel García sobre las 5:30 de la tarde, pero hemos llegado antes. Preguntamos a un voluntario con un peto que nos dice que vendrá dentro de un ratito. Nos acomodamos mientras ensayan porque hay un concierto inclusivo. El incensario recobra acá su utilidad original de enmascarar los olores que desprenden el abandono, la soledad, la pobreza y el cansancio, que nos iguala a todos y enseguida me quedo dormido. Hay wc en la iglesia, dispensador de agua bendita y un poco más allá el Sagrario, al que se accede también desde la calle a través de un cristal. El Señor Sacramentado mezclado con los desechos de este mundo sin solución de continuidad; en pocos lugares estará Jesús más a gusto.
Don Bosco está por acá también, y los misioneros, y Pablo VI; Oscar Romero me mira cuando despierto porque el padre Ángel recién ha entrado con su traje y una bufanda roja. Habla poco y bajo, pero sonríe mucho cuando nos presentamos, y al toque nos hace pasar a una especie de despacho que hay junto al baño de la iglesia. Pasan unos segundos mientras alguien le requiere, y entonces mi amigo Morke y yo contemplamos con detenimiento las fotos de este personaje junto a todos los presidentes de la España democrática, o el día en que le dieron el Príncipe de Asturias... Pero allí, con él, eso a uno lo impresiona pero no lo achanta.
El padre Ángel va directamente al grano, aunque no da la impresión de estar apurado. Ya conoce algo del proyecto que venimos a presentarle, pero quiere que le explique un poco. Es de gestos suaves y rostro bondadoso; me parece advertir en él un leve temblor. "Mensajeros de la Paz te va a apoyar con esto; si no con la totalidad, con la mayor parte". Ahí, sin muchos estudios o dictámenes. Cuando le hablo de justificaciones, informes y facturas, me dice que no me preocupe, que basta con un recibo: "Si no confiamos en las personas...". Eso me produce un peculiar asombro dentro del asombro en el que vivo desde que entré en San Antón.
"Mañana voy a estar en Moraleja, con los responsables de Mensajeros en Extremadura. Como tú eres de allí, sería muy bueno que los conocieras para que puedas pedir más ayudas". Así pasamos, como en un parpadeo, de la calle Hortaleza de Madrid a Moraleja, cerca de Coria. Mi padre y mi madre están encantados de conocer a este hombre singular, que desprende a la vez serenidad y determinación, robustez y fragilidad. En la foto, Elena habla por teléfono con su esposo, José Manuel Vidal, el director de Religión Digital, a quien agradeceré siempre haberme puesto en contacto con el padre Ángel. Apenas dos ratitos con él te impactan.
Por su generosidad (Morke incluido), los vecinos de la comunidad indígena y ribereña de Buen Jardín, en el bajo Amazonas, podrán disponer de sanitarios donde hacer sus necesidades, porque allí no hay ni espacio para eso cuando el río crece. Tan pobres como los de Chueca; unos, sin techo pero con wc; otros, sin baños pero rodeados de altos árboles (tal vez allí no haga falta incienso). Nos espera una buena para realizar esa obra, pero seguro que va a merecer la pena. Como este viaje relámpago en el que he conocido al padre Ángel y en el que me siento misionero por los cuatro costados. Feliz día del DOMUND.
César L. Caro