Tal día como hoy, antaño, los caminos y los patios de las casas eran un hervidero de cacharreros llegados de Zamora, ojalateros, quincalleros, matarifes de corderos, mendigos, vagabundos. Las mujeres instaladas en los patios rompían docenas de huevos para hacer los roscones, los brazos de gitano y flanes, y mataban conejos y pollos; los hombres salían al campo a recoger comida para el ganado. En aquel entonces, Loureses, en el Valle de Fontercada, a escasos cien metros de la orilla derecha del Eiroá, vivía de las vacas, las ovejas y hacía el transporte en burro y, las casas menos pobres, viajaban en caballo. Ahora la gente compra cuando tiene necesidad ; el panadero, la víspera y el primer día de la fiesta por la mañana muy temprano traerá el pan, el roscón, el brazo de gitana y el cordero asado, y, en los rincones del patio, las pilas de piedra, antaño abrevadero de los caballos, están convertidas en tiestos gigantes, las cuadras en salones y el graneo en garaje y, en algunos casos, en museo etnográfico.