Auténticamente evangélico

Camine de prisa o vaya por otro camino, Señora, le dijo un joven que iba en patinete y la atropelló. Mal educado, sinvergüenza, le gritó ella. Ya no hay respeto, ni educación ni principios, dijo ella. Y añadió: Pero son solidarios, han ido a Valencia a ayudar haciendo cada uno lo que sabía hacer. Tu reacción tampoco ha sido la más adecuada, le dijo una amiga. Perdí los nervios y me Sali de mis casillas.  Su amiga le explicó: Nosotros nos comportábamos de acuerdo a aquel principio que hasta está en el catecismo: Hay que respetar a los mayores en edad, dignidad y gobierno. Pero este principio no rige el comportamiento de los jóvenes para quienes todos somos iguales. En el maestro, el sacerdote, el policía no ven una autoridad, una persona mayor sino al otro, un igual, sin acepción de personas lo que, paras ti que eres creyente, es profundamente evangélico.  Lo que nos hace respetables es ser persona; todo lo demás son adornos, aditamentos que no modifican para nada a la persona. 

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