Se había ido después de los tiempos de la pandemia que lo había cogido aquí a donde había llegado escapando de no sabía exactamente de qué aunque creía saber de quién. Hoy volvió a pasar la Semana Santa. "Durante mucho tiempo le di la lata y la mortifiqué con mis mensajes que ella estoicamente aguantó. Tal vez por probarse a sí misma que es una mujer fuerte, capaz de resistir cualquier embate. Alguno le pudo haber gustado por cómo estaba escrito. Sin duda, porque sentía por mi una amistad a prueba de vendaval. Ahora tengo todo lo que quiero porque no quiero nada, tengo lo que siento sin olvidar lo que he sentido. Disfruto de la fría libertad de las cumbres desnudas". Volvimos a vernos hoy por primera vez y me lo contó apostados a la barra de O Palleiro. Abrígate, no te congeles en la cumbre, le dije al despedirnos.