Grito del otoño

Otoño sabe a castaña y las castañas hacen pensar en otoño. Cuando en otoño no hay castañas o cuando hay castañas fuera de otoño, se dice: o no son castañas o no estamos o no es otoño, sobra la mitad. Las castañas traen a los ojos los colores del otoño y el otoño trae al gusto el sabor de las castañas. Cuando sobre los tejados, los gatos gimen como pájaros nocturnos, el brasero prolonga el anochecer, el lecho prolonga las noches, las lunas desiguales cambian el cielo y los bebedores admiran las vides vacías, los recuerdos, hojas errantes, “encarcelada nuez”, hilan nudos que la memoria disuelve. Las castañas y el otoño hacen gritar: allá vienen los que se fueron, unos en sus años verdes y otros en su madurez, cargados de años.

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