Hoy, señores humanos, no esperen mucho de sus ángeles custodios ni de los santos de su devoción porque están de huelga. Todos ellos, fatigados y llorosos de haber escuchado mentiras, verdades a medias y exageraciones, caídas de las bocas de oro de charlatanes oficiales, han dejado morir en sus labios paliados la alabanza de Dios a quien han tenido que presentárselas todas. Han escondido sus cabezas, los ángeles bajo sus alas, y bajo sus brazos, los santos. Las almas de los bienaventurados han roto las nubes del cielo, se han echado al monte y andan desperdigados por el mundo dando puntos de meditación, cada uno a sus herederos para ayudarles a superar la intoxicación a la que los fanáticos y sectarios les han sometido con mensajes, grabaciones y videos, muchas de ellos, auténtica pornografía ética y moral. .