Profundidad genesíaca?

El enemigo de los políticos que intentan identificarse con las corrientes de su época para ganar la voluntad del pueblo no es casi nunca la oposición sino la inconsistencia de sus acciones y proyectos que se les vuelven en contra cuando no hay fondos para realizarlos. Del modo de hablar y hacer de muchos  se deduce que piensan que el mundo empieza con ellos. Sus discursos, rellenos de palabras de moda como un juego de luces, aunque no conduzcan más que a un vacío inmenso, son como las puertas por donde se introducen las olas del mar infinito por el que navegan a sus anchas y a plena satisfacción sus fieles incondicionales.  Algunos partidos políticos se creen  próximos a una profundidad genesíaca que santifican todo lo que dicen y hacen. Esta mañana tomando café, refiriéndose a muchos políticos, un obrero se preguntó: “¿Cómo van a entendernos si la tierra nunca llegó a sus zapatos ni el martillo a sus manos?”.  El gran poema de la vida les hace pensar que son especialistas innatos en los problemas de la vida de los ciudadanos a pesar de que sus relaciones con el mundo real son realmente escasas.

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