A propósito de las elecciones, esta mañana discurrían así los tertulianos: Todo el mundo lucha y hace lo posible por alcanzar la riqueza y el poder. Habiendo perdido los valores e ignorando que la sencillez y la humildad son virtudes de las personas grandes y de los sabios, y que nadie envidia a quien no despierta celos, muchos que los han alcanzado hacen la pelota a los de arriba y quieren que quienes fueron y siguen siendo como él fue le rindan pleitesía. Llegado el día en que los de arriba sienten su sombra amenazante, lo dejan caer y, como fiera acorralada, vaga por los arrabales del poder y por los bordes de las opíparas mesas sin atreverse a hablar contra quien lo degradó y le tendió trampas, pensando que algún día puedan volver a admitirle entre los elegidos. Tampoco se sienta a jugar la partida con quienes hizo todo lo posible por hacerles sentirse inferiores, aunque ellos lo hubieran admitido porque saben que es la persona quien dignifica el puesto y que solo las personas de poco valor piensan que depende del puesto la dignidad de la persona, y para hacerle sentir la humillación de ser objeto de compasión