Una señora de 91 años fue ayer a las 11.15 al banco a sacar dinero por la ventanilla. El cajero le dijo: Solo se da dinero hasta las once. Hoy ha tenido que pedir 20 euros prestados para pan, leche y algo de fruta. Esperará al lunes, tratará de llegar antes de las once, pedirá 200 euros y le dirán: "hasta 600 euros hay que sacarlos con tarjeta en el cajero". No tengo tarjeta, dirá ella. Pídala, le dirá el cajero. "Para qué la quiero si no la sabré utilizar", responderá ella. Pues llévese 600 euros, le dirá el cajero. "No los necesito y además me los pueden robar", insistió la señora. Hace tres días le pasó algo parecido a otra vecina. Esta iba con un nieto que le dijo: “cógelos, abuela”. Una vez que los tenía en la mano, le dijo el nieto: "Ahora, abuela, dale tres cientos para que te los ingrese en la misma cuenta". ¿Entonces para que los ha sacado?, preguntó el cajero. “No los ha sacado ella, se los dio Usted”, le respondió el nieto. Y el cajero refunfuñando se los ha ingresado en la cuenta de la que acaba de sacarlos. "A los viejos os están asfixiando", comentó después la abuela