¿Quién te dio la vista?, le preguntaron los judíos al ciego. El hijo de José, el carpintero, les dependió. ¿Quién hizo esta proposición?, se preguntan los políticos antes de votar. La oposición, responden. Los judíos dijeron al ciego: nada bueno puede hacer ese pecador. El jefe de filas de los diputados dice: La proposición sería buena si la hubiéramos hecho nosotros. El ciego que ya veía añadió: Si es pecador o no, no lo sé. Pero me dio la vista. El sentido común dice: La proposición que se van a votar es excelente, sin preguntarse quién la hizo. Los judíos se confabularon para echar de la Sinagoga al ciego y a su padre. La cardaba de políticos del mismo color se pone de acuerdo para votar, en esta ocasión y siempre, en contra de cualquier proposición, mejorable, buena o muy buena, pero hecha por la oposición.