El ayuno, la abstinencia, la limosna y la oración, acompañados de la justicia, aparecen en los dos Testamento. Jesús se prepara para su vida pública con el ayuno y oración en el desierto. Desde muy antiguo, también era costumbre, durante la cuaresma, abstenerse de los frutos de la caza, del uso del matrimonio, de celebrar procesiones y de diversiones. Después de establecer el ayuno cuaresmal, el Concilio de Benevento de 1091 implantó el miércoles de ceniza. El ayuno, en general la penitencia, muestra desde el principio del cristianismo, una tensión entre “el ahora” y “el ya pero todavía no”. Esta tensión, como toda tensión y movimiento social, llegó a crear movimientos de fanáticos rigurosos. El ayuno, la abstinencia y la limosna, como otras muchas obras, son expresiones antropomórficas de la fe. ¿La fe tiene otras expresiones? Si. ¿Pero éstas también lo son? Como todo, si se hacen con fe.