Al hastío, debido al vacío de valores, que Baudelaire poetiza en “Flores del mal”, se debe según Flaubert el adulterio de “Madame Bovary”. Musil lo lleva, en su “El hombre sin atributos”, a la política y Tomás Mann al hospital en la persona de Hans Castorp, Kerouak lo pasea por la carretera en su “En la carretera”, Cela lo encarcela en “Familia de Pascual Duarte”, Salinger lo esconde, con su Guardián entre el centeno”, a Sartre le produce ”La Nausea”, y Hierro, de quien celebramos el centenario de su nacimiento este año, lo define en su maravilloso soneto como “Nada”. Todos estos personajes, de principios móviles e interinos, sustitutos temporales de “exigencias perennes”, de interior vacío y árido, que valoran más ”el fútbol balón y el boxeo porque su rendimiento es medible" que el talento, conforman la sociedad que Bauman califica de “liquida”. Pd. La literatura ayuda a leer la realidad y ésta a entender a aquella.