Hace unos días tuve el honor de charlar detenidamente al calor de un café con un catedrático que, aprovechando su paso por Xinzo de Limia de viaje a Santiago, me hizo el honor de regalarme dos horas de su escaso tiempo. Hablamos de lo que hablan dos amigos que hacía tiempo no se veían. Al final, uno de nosotros dijo: Para pensar hace falta ser de izquierdas. El otro añadió: No. Para pensar hace falta ser libre. Ojala no tardemos tanto tiempo en volver a vernos como de esta vez. Nos dimos un fuertísimo abrazo, hondo, sentido. ¡Adiós! ¡Adiós!