En el “Cantar de los cantares” y en “Eclesiastés” hay repeticiones y partes huecas, pero, sobre todo, hay páginas de tal belleza, de grandeza tan extraordinaria, que no conozco nada en ninguna literatura que sea superior o que ni siquiera se le pueda comparar. Si estos libros de la Biblia fuesen monumentos de arquitectura, la gente haría viajes de varios días par contemplarlos, como algunas de las más grandes maravillas del mundo. Pero están al alcance de la mano y mucha gente solo saben disfrutar de lo que les cuesta conseguir o donde les cuesta llegar. La reputación que tiene la Biblia de ser edificante, revelado hace que, en España por prejuicios anticlericales, no se le presten la atención que merece. Se puede decir que La Biblia es la madre de la literatura europea moderna.