Me escribe un amigo: Me interesan todos los poetas, pero una cosa es que todos me interesen y otra que tenga tiempo para interesarme por todos. Entre los poemas modernos que más veces he releído en los últimos tiempos y que ahora mismo recuerde están “Pan y vino” y “Viajero” (Hölderling), “Al lector” y “La belleza” (Baudelaire), “Le guignon” (Mallarme), “Elegías del Dumio” (Rilke), “Mujer con alcuza” (Damaso), “Infancia” (Machado), “Paisaje” (S. George), “Plegaria” (Quasimodo), “La selva y el mar” (Aleixandre), “Odas de Ricardo Reis” (Pessoa), “Nada” (Hierro) y varios (L. A. De Cuenca). Este verano me estoy deleitando con “Antología poética” y “Cahiers de Malta” (Rilke), “Odas” y “Libro del desasosiego” (Pessoa) y “En los prados sembrados de ojos” (Colinas). No digo que sean los mejores que he leído ni siquiera lo mejor de sus autores ni que sean solo estos los poemas que me hablan y me dicen, pero estoy me dicen, me hablan, me hacen llorar, reír, saltar y, cada vez que vuelvo sobre ellos, me llevan al otro lado de “la puerta de paja”.