La Navidad, celebración de la purea gratuidad, del puro don, Jesús, se ha convertido para muchos en la celebración del consumismo. Después de La Navidad vendrán las rebajas que se han comn0vertido para muchos en una trampa. ¿Te pondrás alguna vez esto que acabas de comprarte?”, le pregunté. “No creo, pero ¡estaba tan barato!”. “Una vez cubiertas las necesidades y adquiridas las maquinas que ahorran energías que se puedan utilizar para otros menesteres, las cosas estorban. Por eso nunca me pregunto: ¿Puedo comprar esto? Sino todo lo contrario: ¿Puedo prescindir de esto? Esta filosofía me evita preocupaciones, me ahorra dinero y tiempo y me deja amplios espacios en casa”. Tomó el ultimo sorbo, nos deseó: Feliz Nochebuena y se fue. Todos quedamos preguntándonos: ¿Tendrá razón?