(Archimadrid).- «El Señor resucitó. Él es nuestro Salvador. Somos testigos de la Resurrección, Él está aquí, su Espíritu nos mueve para amar». Así han empezado los niños de los colegios diocesanos de Madrid la Eucaristía de Pascua, celebrada este miércoles, 10 de abril, en la catedral de la Almudena. Lo han hecho cantando a pleno pulmón, capitaneados por los alumnos del colegio Nuestra Señora de la Paz, encargados del coro, y llenando el primer templo de Madrid de colores: azul en varias tonalidades, amarillo, rojo, verde, granate, faldas de cuadros y pantalones grises, en función del uniforme del colegio que correspondiera.
Una cita, la de este miércoles que ya es tradición en la diócesis y que, en palabra de José Luis Guzón, delegado episcopal de Enseñanza, consiste en «celebrar la alegría de la Pascua en torno al obispo y en el corazón de la diócesis, la catedral». Como ha señalado el delegado al comienzo de la Eucaristía, «queremos ser testigos del Resucitado en nuestros ambientes, en las aulas, en los juegos, los amigos, la familia...».
«¿Estáis despiertos?». Ha sido la pregunta que el arzobispo de Madrid, cardenal Cobo, les ha dirigido al tomar la palabra. Un «sí» tímido como primera respuesta, y uno más potente tras una segunda pregunta del cardenal Cobo. «Me quedo más tranquilo — ha bromeado —, porque de lo que se trata hoy es de despertar un poquito». Les ha recordado que la catedral es la casa de todos los cristianos de Madrid, «también la vuestra», y en ella, aparte del «sitio especial» que tiene Jesús, está la «Virgen de la Almudena», han coreado los niños. «Ella está muy contenta y quiere saludaros».
Cercano a los niños, el arzobispo de Madrid les ha hecho decir con voz fuerte,«para que se quede grabada en las piedras» del templo, la felicitación de la Pascua, que no es otra cosa que contarle «a todos los niños y niñas de Madrid, a todos», que «¡Jesús ha resucitado!». Y así lo han gritado con fuerza los centenares de niños que abarrotaban los bancos de la catedral: «¡¡Jesús ha resucitado!!». Esto «lo tenemos que ir repitiendo continuamente», ha animado.
Si «Jesús ha resucitado, eso es que está vivo». Pero entonces, «¿por qué no lo veo yo?». Pues porque para eso, ha explicado, se necesitan «unas gafas especiales para reconocerlo; son las que Jesús fue dando a sus amigos para que se las pusieran en los ojos del corazón, gafas para reconocer a Jesús Resucitado». Y esas gafas se consiguen de tres maneras, les ha trasladado a los niños. «Primero, cuando nos juntamos con otros cristianos», con «amigos cristianos» a través de los cuales «Jesús te va a decir algo» cuando, por ejemplo, «estés mal o un poco triste».
En segundo lugar, a través de lossacramentos. «Podréis decir, “jo, un domingo ir a Misa…”», pero ante esto, «os voy a contar un secreto: Jesús aquí, en la Eucaristía, os va a decir algo; estad atentos». Y por último, «escuchando a Jesús», es decir, rezando, que «no solo es decirle cosas, sino escucharlo». «Jesús Resucitado me ha dicho que quiere hablar con vosotros», pero a veces no se está atento, «con los cascos puestos…». Y, sin embargo, «Jesús habla muy flojito y habla en el corazón». Igual que los papás, ha señalado, «Jesús a veces, cuando estamos dormidos, nos da un beso; rezar es darse cuenta de cuándo Jesús nos habla y está cerca».
«¿Sabéis qué cara tiene Jesús?», ha vuelto a interpelar el arzobispo a los niños. «La foto de todos nosotros juntos; cada uno de vosotros sois parte de la foto de Jesús». Es más, «cada uno de vosotros sois parte de la cara de Jesús en Madrid». Y con esta reflexión es con la que todos los reunidos en la catedral se han hecho, al finalizar la Eucaristía, una foto en la escalinata de acceso al templo que da al Palacio Real. Pero antes, los pequeños habían recibido cada uno un huevo de Pascua como regalo, símbolo de la Resurrección de Cristo».
"La Iglesia no es solo nuestro cole"
De todos los niños presentes en el templo, los más nerviosos eran los que portaban el cartel de su centro que se han colocado, al comienzo de la Eucaristía, en el presbiterio. «Es una responsabilidad, hay que llevarlo con cuidado porque el nombre del cole es bastante importante», sostiene Javier, del colegio Cristo de la Guía, poco antes de comenzar la Misa. Javier, quien por cierto nos cuenta de carrerilla lo que es la Pascua y qué se celebra porque «he investigado la Biblia y me interesa mucho todo lo que hable de Jesús y sus milagros». La Pascua, manifiesta su conocimiento, es el preludio de la «Pentecostés, cuando el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego llegó para llevar el mensaje de Dios».
Al lado de Javier está Sofía, de 11 años y alumna del colegio San Eulogio de Vallecas, que va a pedir en Misa «por todas esas personas que están en el cielo y por sus parientes, para que estén bien y sepan que les van a cuidar». «¿Tú ya tienes a alguien en el cielo, Sofía?». «Sí, a mis dos bisabuelos», dice cándida.
De lo que iban a celebrar en este día, Iván, de 4º de Primaria del colegio Nuestra Señora de la Paz, se ha quedado con que iban a la catedral «a cantar». Efectivamente, este era el cometido del centro, pero los profesores les cuentan mucho más. «Es un evento especial en el que nos juntamos con otros colegios — señala Manuel, profesor del colegio María Inmaculada de Carabanchel —; un gesto de fe para que ellos se familiaricen con venir a Misa los domingos y, en definitiva, se acerquen a Dios». Para Rubén, docente del colegio San Bernardo, «esta Misa es un regalo», es poder «celebrar la Eucaristía varias clases juntas y con toda la diócesis, para que ellos vean que la Iglesia no es solo nuestro cole».