(Archimadrid).- «Jesús, que ha atravesado el mismo paso que nosotros, es la gran buena noticia, el que cumple todo lo que nos había ya anunciado, el que nos viene a decir que Dios es fiel y su promesa no es algo etérea, sino concreta, como lo es la vida misma». Y la buena noticia de la vida es la que se respiraba en la tarde de este lunes en la Catedral de la Almudena donde se ha celebrado la Jornada por la Vida con una Misa presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid. Bebés, niños pequeños, familias, madres y padres han celebrado la 'buena noticia' de la vida.
En esta celebración, además de pedir la gracia de ser fieles testigos del valor y la dignidad de cada persona, el arzobispo de Madrid ha dado gracias a todos los presentes por celebrar esta jornada, «especialmente a los más pequeños que después de una jornada de colegio venís aquí a celebrar esta fiesta». Remarcando el lema de esta jornada, ‘La vida, buena noticia’, el cardenal Cobo ha recordado las lecturas de este lunes, fiesta de la Asunción del Señor: «Para la Palabra de Dios, vida, cuidado y esperanza es un tríptico que siempre aparece. La vida, como don de Dios, el cuidado, como la responsabilidad que tenemos, la esperanza como la gran puerta».
El arzobispo de Madrid ha sido claro: «Cuando el ser humano desprecia la vida y cuando no somos capaces de entenderla, inmediatamente nos replegamos en nosotros mismos y caemos en la desesperanza, caemos en no aprender a cuidarnos y caemos en definitiva en vivir una vida de muerte». Asimismo, el cardenal José Cobo ha lamentado que «en este mundo en el que estamos, quizás porque partimos de una concepción excesivamente individualista, hemos pasado de afrontar la realidad del aborto como si fuera algo inevitable […] el aborto se ha transformado en algo inevitable cuando le ponemos unos plazos, incluso ahora que en Europa estamos atendiendo a esta pretensión que se considere el aborto como un auténtico derecho o un bien que tenemos que proponer».
Esto, según el arzobispo, es una involución, un ir para atrás y «caminar por sendas que nos llevan a caminos de destrucción»: «Los derechos están siempre al servicio de las necesidades humanas, siempre anhelan a ser universales, defienden la voz, protegen y procuran cuidados. Cuando silencian, interrumpen procesos vitales, cuando no satisfacen necesidades humanas, no pueden ser considerados derechos».
Continuando la homilía, el arzobispo de Madrid ha remarcado: «No queremos entrar a juzgar y no entramos en las trágicas decisiones que muchas mujeres tienen que tomar, pero al mismo tiempo, sin ir contra nadie, sin juzgar esas decisiones, no podemos dejar de decir, en medio de nuestra sociedad, que estos abortos y que estas miles de vidas abortadas en nuestro país, son una abominación y nos hace ser una sociedad que pierde toda su credibilidad ética». Asimismo, el cardenal José Cobo ha subrayado: «Que nadie se entienda como vida sobrante y que nadie experimente la soledad y el abandono, que nadie se sienta convocada a tomar una decisión irrevocable. La vida es ante todo un don de Dios y eso implica una tarea y responsabilidad para cada uno, para la comunidad cristiana y para la sociedad».
Por último, el arzobispo ha pedido apostar y acoger la vida «como el gran regalo que Dios nos ha dado»: «Apostar por la vida es posicionarnos contra el aborto y la eutanasia, pero exige mucho más. Supone acoger y posicionarnos decididamente a favor de la familia, especialmente las familias más vulnerables y con menos posibilidades, implica protección y tutela de calidad de cuidados en todos sus momentos».