El arzobispo de Madrid celebra catorce ordenaciones en La Almudena Cardenal Osoro a los nuevos diáconos: "Sed servidores, diferentes y grandes"
La catedral de Santa María la Real de la Almudena lució llena a rebosar el pasado sábado, 18 de junio, con motivo de la ordenación de 14 nuevos diáconos
Compartió con los seminaristas tres palabras "que me gustaría que alimentasen vuestra existencia": servidores, diferentes y grandes
"Vais a ser diferentes, pero no porque cambiéis el rostro, sino porque el Señor actúa en vuestra vida y, con la gracia del Señor, os convertís en servidores de los hombres"
"Cread fraternidad, cread clima de bondad, cread clima de servicio, cread clima en el que cada ser humano se dé cuenta de que es único y original", aconsejó
"Vais a ser diferentes, pero no porque cambiéis el rostro, sino porque el Señor actúa en vuestra vida y, con la gracia del Señor, os convertís en servidores de los hombres"
"Cread fraternidad, cread clima de bondad, cread clima de servicio, cread clima en el que cada ser humano se dé cuenta de que es único y original", aconsejó
(Archimadrid).- La catedral de Santa María la Real de la Almudena lució llena a rebosar el pasado sábado, 18 de junio, con motivo de la ordenación de 14 nuevos diáconos. «Es una gracia inmensa el poder vivir esta celebración en este momento histórico que nos toca vivir: hoy más que nunca se necesitan en medio del mundo hombres con la capacidad que nos da Jesucristo de servir a los demás», aseguró el arzobispo de Madrid.
«El gran servicio que tenemos que hacer –aseveró el cardenal Carlos Osoro– es dar a conocer a los seres humanos que hay un Dios que es Padre, que somos hijos de Dios y que el ser humano tiene su desarrollo pleno cuando es capaz de descubrir y de experimentar con obras y palabras que es imagen de Dios».
En este sentido, al hilo de las lecturas, compartió con los seminaristas tres palabras «que me gustaría que alimentasen vuestra existencia»: servidores, diferentes y grandes. En primer lugar, abundó, «sois servidores de los hombres y sois servidores de todos los hombres sin excepción». «Por todos tiene interés Jesucristo Nuestro Señor, no solamente por aquellos que son conscientes de la pertenencia a la comunidad cristiana y de la sabiduría y de la vida que el hecho de ser cristianos bautizados les ha entregado, sino también por aquellos otros que quizá no se han dado cuenta de que el ser humano está hecho a imagen de Dios», añadió.
En segundo lugar, el purpurado dijo a los ordenandos que «vais a ser diferentes, pero no porque cambiéis el rostro, sino porque el Señor actúa en vuestra vida y, con la gracia del Señor, os convertís en servidores de los hombres». Aludiendo al Evangelio, recordó que «los jefes de los pueblos los tiranizan y los grandes los oprimen» y los alentó a mostrar «la diferencia del discípulo de Cristo», y «no con verborreas o palabras, sino con vuestra vida, con vuestra cercanía a los hombres».
"Cread fraternidad, cread clima de bondad, cread clima de servicio, cread clima en el que cada ser humano se dé cuenta de que es único y original"
Apoyo de familias y amigos
En tercer lugar, el arzobispo les pidió ser «grandes»: «Sed grandes de corazón, no guardéis nada para vosotros mismos, entregadlo todo, haciéndoos como decía el Señor “vuestro servidor y vuestro esclavo”». Y aludiendo a la solemnidad del Corpus que se celebraba al día siguiente, los animó a no olvidar el «Dadles vosotros de comer», que no es dar «baratijas» que «no sirven para quitar el hambre», sino dar «vuestra vida». «Dad la vida y dadla a la Iglesia, en esta Iglesia concreta, que tiene rostros muy concretos».
A fin de hacerlo posible, el arzobispo solicitó también el apoyo de todos los presentes. Rememorando el «disgusto» de sus padres cuando se metió a sacerdote, señaló que luego se convirtió en felicidad y alentó a los padres a sentir «el gozo de este momento en el que no entregáis a vuestros hijos a cualquiera, sino al Dios del cielo y de la tierra, a Jesucristo, el Hijo único de Dios». «Es Jesús que entra en la vida de vuestros hijos y los configura», destacó, antes de pedir también al resto de familiares y amigos que cuiden a los nuevos diáconos y los ayuden a «anunciar el Evangelio».
Los nuevos diáconos son Severino Alonso Proy, Daniel Chinchilla Laguna, Pedro de Andrés Leo, Sergio García Martínez, Carlos Giménez Rodriguez, Miguel Moreno Galiano, Francisco Javier Pastor Marina, Marcos Santiago Paz Rincón, Fernando María Rubio Morillo-Velarde, Álvaro Roa Ruiz, Miguel Ángel Toledo Fernández y César Vázquez Rodríguez, de la diócesis de Madrid; Pedro Hernández Martín, de la Obra de la Iglesia, y Lucas Sacarias Sotelo, de Servi Trinitatis.
Junto al cardenal Osoro concelebraron el obispo de Evinayong (Guinea Ecuatorial), monseñor Calixto-Paulino Esono; el obispo de El Tigre (Venezuela), monseñor José Manuel Romero; los obispos auxiliares de Madrid monseñor José Cobo y monseñor Jesús Vidal; los rectores del Seminario Conciliar, José Álvarez, y el rector del Redemptoris Mater, Eduardo Carlos Zapata; vicarios y numerosos presbíteros.
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