Con este año de indulgencia concedido por el Papa Francisco, O Corpiño se suma a otros que se celebran en este tiempo en España: al Teresiano que tiene lugar en Ávila hasta octubre de 2023; al Lebaniego en Cantabria; al del Sagrado Corazón en la catedral y en la basílica de la Gran Promesa de Valladolid hasta junio de 2024; al del santuario de Estíbaliz, en Álava, hasta mayo de 2024 y al Eulaliense en Mérida, que empezará en diciembre de este año.
El jubileo representa una gran alegría
La celebración del jubileo se origina en el judaísmo. Consistía en una conmemoración de un año sabático que se realizaba cada 50 años. Durante ese tiempo que representaba una gran alegría, se ponían a los esclavos en libertad, se restituían las propiedades a quienes las habían perdido, se perdonaban las deudas, las tierras debían permanecer sin cultivar y se descansaba.
En la tradición católica, el jubileo consiste en que, durante el el año, se concede indulgencia plenaria a los fieles que cumplen con las disposiciones eclesiales establecidas por el Vaticano. Ese tiempo es una invitación a la conversión, una oportunidad para alimentar la fe y renovar el compromiso de ser testigos de Cristo.
La indulgencia plenaria, gracia propia de los años jubilares
En el sacramento de la Reconciliación, Dios perdona nuestros pecados; sin embargo, la «mancha» que el pecado deja en nuestra alma, permanece. La misericordia de Dios se transforma en indulgencia del Padre que, a través de la Iglesia, alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad y a crecer en el amor.
Para ganar una indulgencia plenaria, en año normal o en año santo, deben cumplirse siempre unos requisitos generales y, en ocasiones, alguno particular que puede pedir el Santo Padre. Lo generales son la peregrinación al templo, la Confesión Sacramental, la Comunión en el mismo día en que quiera lucrarse la indulgencia y la oración por las intenciones del Papa.