Eucaristía en la iglesia parroquial de San Francisco de Borja Cardenal Cobo en la festividad de san Ignacio de Loyola: "Con su vida nos mostró el poder transformador del cambio"
En la celebración ha participado especialmente toda la familia ignaciana y a los amigos de la Compañía de Jesús para conmemorar a su fundador
El cardenal ha querido destacar cómo en la actualidad "se hace como nunca necesaria subrayar la clave que nos dejó san Ignacio en los ejercicios: la de sentirnos criaturas de Dios en un mundo que lo ha olvidado"
La fiesta de san Ignacio de Loyola nos brinda la oportunidad de celebrar especialmente al fundador de la Compañía de Jesús que con el proceso de su conversión, con su despertar espiritual y su contribución a la vida de la Iglesia, ha dejado una huella indeleble
La fiesta de san Ignacio de Loyola nos brinda la oportunidad de celebrar especialmente al fundador de la Compañía de Jesús que con el proceso de su conversión, con su despertar espiritual y su contribución a la vida de la Iglesia, ha dejado una huella indeleble
(Archimadrid).- «Hoy celebramos una fiesta para toda la Iglesia que da gracias por el don de san Ignacio, su aportación y su itinerario que nos han ayudado a orientar nuestras vidas en el más bonito de los horizontes: amar y servir en toda circunstancia». Así lo ha expresado el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid durante la homilía de una solemne Eucaristía en la festividad litúrgica de san Ignacio de Loyola. La celebración, en la que ha participado especialmente toda la familia ignaciana y a los amigos de la Compañía de Jesús para conmemorar a su fundador, se ha celebrado en la en la iglesia parroquial de San Francisco de Borja, en la madrileña calle de Serrano.
El cardenal ha querido destacar cómo en la actualidad «se hace como nunca necesaria subrayar la clave que nos dejó san Ignacio en los ejercicios: la de sentirnos criaturas de Dios en un mundo que lo ha olvidado. Por eso necesitamos la aportación de quien nos dice como reencontrarnos con Áquel que da sentido a nuestras vidas. Esto es el fundamento y la actualidad que necesitamos en nuestro tiempo. Porque venir de Dios es descubrir que tenemos un horizonte y esa es la dirección vital que Ignacio descubre».
"Estamos convocados a seguirle allí donde Él nos diga"
Por ello, ha destacado que nuestro servicio «no vale fuera del amor a Jesucristo» y es necesario «hacerlo experiencia para entenderlo, la experiencia de ponernos en la compañía de Cristo como modelo y referente para segurilo con el corazón». Si somos discípulos misioneros, ha insistido, «estamos convocados a seguirle allí donde Él nos diga, seducidos por la voz del Maestro a una disponibilidad contracultural pero que es el norte de nuestra vida».
Entrar de forma nueva al servicio y el amor «se traduce en disponibilidad», ha asegurado el arzobispo de Madrid, porque «cargar con la cruz supone amar a los que dudan, a los que están en la frontera, a los que están esperando una palabra de nosotros. Es proponerles el rostro más amable de Dios, es abrir las puertas para empaparnos del misterio de Cristo, para acompasar nuestros pasos al ritmo siempre de los últimos. Así viviremos la comunion y así se construye la iglesia».
El cardenal ha recordado los momentos difíciles que también vivió Ignacio de Loyola, «un momento complicado como puede ser el nuestro», pero él ,«aprendió a ver en aquella oscuridad y nos enseñó a que en medio de la dificultad y la persecución, Dios siempre es más fuerte. Por eso hoy, celebrar a Ignacio es soñar con una Iglesia que es realista, dura muchas veces, pero encarnada en personas concretas que nos ponen en el camino en la tarea de renovar ese amor y sentir por la Iglesia y en la Iglesia que se entrega». Además, para finalizar, ha querido agradecer a todos aquellos que en la Iglesia de Madrid «se gastan y desgastan desde la familia ignaciana por esta Iglesia particular que tanto os necesita».
El fundador de la familia jesuita
La fiesta de san Ignacio de Loyola nos brinda la oportunidad de celebrar especialmente al fundador de la Compañía de Jesús, que con el proceso de su conversión, con su despertar espiritual y su contribución a la vida de la Iglesia, ha dejado una huella indeleble. La transformación de san Ignacio de Loyola dio comienzo con una herida en la batalla de Pamplona en 1521. Durante su larga recuperación vivió una conversión profunda, fruto de su larga reflexión sobre la vida de Jesús y de los santos. Con su vida pone Ignacio de relieve el poder transformador del cambio y nos invita a reflexionar sobre nuestros propios itinerarios espirituales y a buscar una mayor profundidad y un más decidido propósito en nuestra relación con Dios y con los demás.
"Con su vida pone Ignacio de relieve el poder transformador del cambio y nos invita a reflexionar sobre nuestros propios itinerarios espirituales y a buscar una mayor profundidad y un más decidido propósito en nuestra relación con Dios y con los demás"
Con motivo de esta fiesta, han presentado una serie de vídeos de jesuitas que ayudan a reflexionar sobre la vida de san Ignacio. Este proyecto audiovisual se creó originalmente para el Año Ignaciano (2021-2022) durante el que los jesuitas conmemoraron el 500 aniversario de la conversión de san Ignacio. Los vídeos son un homenaje a la vida del santo y exploran los ejercicios espirituales y otros elementos importantes de su rico legado.