El abad de Poblet entrará en Girona este domingo 'Presides para servir', lema episcopal de Octavi Vilà
La diócesis explica los emblemas del escupo espicopal del prelado, cuyo lema proviene de San Bernardo de Claraval
El escudo se acompaña de los adornos heráldicos correspondientes a la dignidad episcopal: detrás, una cruz astada y, encima, un sombrero prelaticio de color verde con seis borlas en cada lado.
Con motivo de una ordenación episcopal es tradición en la Iglesia diseñar una señal heráldica que refleje el ministerio del futuro obispo. En el caso de fray Octavi Vilà, que este domingo será ordenado obispo de Girona, el escudo heráldico contiene elementos de la diócesis de Girona y de la orden del Cister, de la que forma parte. En cuanto al lema, ha escogido “Presides para servir”, traducción de la expresión latina “præsis ut prodes” de san Bernardo de Claraval. Aparece en el Tratado sobre la Consideración, III, 2.
Los lemas de los últimos obispos gerundenses han sido «El Señor ha resucitado» (Jaume Camprodon), «La verdad os hará libres» (Carles Soler) y «Para tener vida» (Francisco Pardo).
Esta es la descripción oficial y detallada de la señal heráldica de fray Octavi Vilà:
Escudo partido en palo; primero de azur con una muela de molino de plata y, al pie, tres fajas undeas de plata; segundo bandé de oro y de azur y, cargada sobre todo, una flor de lis de plata.
La primera mitad de la señal es una versión heráldica del sello del obispado de Girona, diseñado durante el pontificado de Jaume Camprodon, primer obispo escogido después del Concilio Vaticano II, a partir de elementos de su escudo episcopal. Contiene la muela, atributo tradicional de san Félix de Girona, primer mártir diocesano documentado; las aguas, que se refieren a los numerosos ríos que surcan la capital y el territorio del obispado; también hay referencias al mar, donde, según la tradición, fue arrojado san Félix con la muela al cuello; y, aún, a la promesa fecunda de Gn 2,6. Su presencia en el escudo simboliza el compromiso del obispo con su Iglesia diocesana.
La segunda mitad está compuesta de dos elementos característicos de la señal heráldica de la orden del Cister: las bandas amarillas y azules y la flor de lis. Simboliza la pertenencia del obispo Octavio a la orden del Cister y también, mediante el lirio blanco, la devoción a la Virgen, que distingue particularmente tanto la diócesis gerundense como la espiritualidad cisterciense.
El lema escogido por el obispo Octavio es præsis ut prodes, expresión de san Bernardo que significa «Presides para servir» (Bernat de Claraval, Tratado sobre la Consideración, III, 2).
El escudo se acompaña de los adornos heráldicos correspondientes a la dignidad episcopal: detrás, una cruz astada y, encima, un sombrero prelaticio de color verde con seis borlas en cada lado.
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