"El Señor se hace pan repartido, pan partido, pan compartido para la vida del mundo" Prieto: "Dejémonos lavar los pies por Aquel que se hizo siervo de todos, y aprendamos a servir y amar sin condiciones"

El arzobispo de Santiago recuerda que el amor verdadero nace en la Eucaristía y se concreta en el servicio a los demás: “El Señor nos amó hasta el extremo, sin límites ni condiciones”
"El gesto de Jesús lavando los pies no es un símbolo del pasado, sino una llamado presente y urgente a amar con gestos concretos, con ternura, con compasión”: palabras de mons. Prieto en Jueves Santo
"Dejémonos lavar los pies por Aquel que se hizo siervo de todos, y aprendamos también nosotros a servir y amar sin condiciones"
"Dejémonos lavar los pies por Aquel que se hizo siervo de todos, y aprendamos también nosotros a servir y amar sin condiciones"
| Archicompostela
La Catedral de Santiago de Compostela ha acogido esta tarde la solemne celebración de la Cena del Señor, presidida por el arzobispo, monseñor Francisco Prieto. Con este acto litúrgico, la Iglesia inicia el Triduo Pascual, el periodo más importante del calendario cristiano, en el que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
En la homilía el arzobispo invitó a todos los presentes a vivir este tiempo litúrgico con autenticidad, desde la entrega, el servicio y la fraternidad. El prelado destacó en la fuerza transformadora del amor de Cristo, un amor sin condiciones, que brota del corazón mismo de Dios y que alcanza su máxima expresión en la entrega total de Jesús: “Un amor extremo porque es un amor entregado. Un amor sin límites… porque no hay límite para un amor tan grande cuya fuente está en el corazón mismo de Dios”.
En este sentido, recordó que la Eucaristía no es solo un rito, sino una vivencia real del amor de Dios entre nosotros. “No es un camino ritual, es un camino vital que nos implica y nos vincula con Aquel al que queremos seguir como discípulos”, afirmó, subrayando que en cada celebración eucarística “el Señor se hace pan repartido, pan partido, pan compartido para la vida del mundo”.
Uno de los momentos más emotivos de la celebración fue el lavatorio de los pies, en el que el arzobispo repitió el gesto de Jesús con sus discípulos. En su explicación de este signo, recordó que lavar los pies no es solo una acción simbólica, sino un acto de humildad y de servicio radical. “Lavaros entre vosotros los pies”, citó de nuevo, explicando que este gesto “purifica, renueva…” y que en la vida cotidiana se traduce en consolar, acoger y acompañar al prójimo: “En este camino de la vida, no podemos pasar desapercibidos unos para otros. Tenemos que sentir que somos, en esa fraternidad a la que el Señor nos convoca, compañeros de camino”.
📽️ Misa Crismal en la @CatedralStgo | VÍDEOhttps://t.co/k1lDuvnFRG
— Diocese Santiago (@DioceseSantiago) April 15, 2025
Monseñor Prieto advirtió también sobre los desafíos del mundo actual, marcado por la polarización, la indiferencia y la fragmentación. Frente a ello, instó a los cristianos a redescubrir la fraternidad como camino de sanación y de compromiso: “No perdamos el sentido de lo fundamental. No nos dejemos perturbar por tantos muros que a veces se quieren construir… Tantos puentes que, en vez de tenderse, se destruyen. Que no nos pase desapercibido ese gesto del lavatorio de los pies tan significativo”.
Asimismo, recordando la Misa Crismal del pasado martes en la que los presbíteros renovaban sus promesas, hizo referencia al don del sacerdocio como ministerio de entrega y servicio: “El don del sacerdocio recibido como un tesoro en la fragilidad de nuestras vidas. El Señor nos lo ha confiado… Para que partamos no de nuestro pan, sino de Cristo mismo, pan de los hermanos”.
El arzobispo terminó su homilía con una invitación a vivir este Jueves Santo como una oportunidad para renovar el compromiso cristiano desde la Eucaristía: “Desde el amor que nace en la Eucaristía, desde el amor que nos lleva hasta el extremo de no poner límites, seamos capaces de amar como Él nos amó”. Y añadió: “Que estemos dispuestos a servirnos, que estemos dispuestos a amarnos sin condiciones… Amar y servir tienen siempre el rostro concreto de aquel que está cercano”.
Después de la misa, el Santísimo Sacramento quedó reservado en el Monumento para su adoración, invitando a la oración y a la meditación.
En la celebración se pone el foco en tres acontecimientos que tienen su origen en la Última Cena: la institución de la Eucaristía, la institución del Orden Sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna. Por eso la Iglesia celebra el Jueves Santo el día del Amor Fraterno.
Este Viernes Santo, el arzobispo presidirá a las 18:00 hs. la celebración de la Pasión del Señor en la Catedral de Santiago.