A lo largo de su misiva, el arzobispo exhorta a “introducir pequeños cambios en nuestros mundos y entornos cercanos” porque “pequeños gestos pueden acabar produciendo grandes cambios”. En esta línea, insiste en que el compromiso social “está en el ADN de la Iglesia” y enumera la enorme pluralidad de lugares que la Iglesia ofrece para que cualquier cristiano pueda comprometerse con los más necesitados.
En definitiva, se trata de una reflexión que llama a ponerse al servicio de las necesidades de los demás, como respuesta a nuestra vocación bautismal y el envío misionero que esta implica.
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