Uno forma parte de Plasencia; el otro, de Mérida-Badajoz Villanueva de la Serena y Don Benito, dos pueblos en uno. ¿A qué diócesis pertenecerán?
Dado que Villanueva pertenece en la actualidad a la diócesis de Badajos y Don Benito a la Plasencia, ¿en cual de las dos diócesis extremeñas se “inmatriculará” la nueva ciudad, con sus bienes eclesiásticos, sus clérigos respectivos , feligreses y feligresas? ¿Quién o quienes lo decidirán?
El arzobispo de Mérida-Badajoz y el obispo de Plasencia tienen convenientemente acreditada su condición pastoral de “conciliares”, con ínclitas referencias al Vaticano II
Por fin, el nombre de la Comunidad Autónoma de Extremadura cabalga por los titulares de los medios de comunicación social hispanos con los brillantes caracteres propios de las buenas noticias. Estas, hasta el presente, “pasaban” de la Comunidad, entre otras razones por ser y estar la última de las 17 de las de España en relación con los índices que se consideran específicos del desarrollo. De entre las mismas, se acentúa el “notición” de carecer de un solo kilómetro de ferrocarril electrificado y, por tanto, sin AVE. En el terreno “religioso”, el dato de que su patrona la Virgen de Guadalupe esté exiliada en la diócesis de Toledo, capital de Castilla-La Mancha, con inclusión de los beneficios, también económicos, que proporcionan los gazofilacios, las promesas devotas y los estipendios de su santuario, Patrimonio de la Humanidad por más señas, sigue siendo fuente de informaciones numerosas.
Y la buena noticia de Extremadura es y consiste en que las poblaciones de la provincia de Badajoz, Don Benito y Villanueva de la Serena, han decidido democráticamente su fusión municipal, llegando a ser, con sus 63,000 habitantes, el tercer núcleo extremeño, después de Badajoz y Cáceres, superando a Mérida, capital de la Comunidad. Si toda unión es progreso de por sí, la poblacional también lo es y merece destacarse con generosidad y cordura.
Nos salen al paso, entre otras, estas reflexiones acerca de la próxima capital de la comarca de La Serena, término que significa “ llanura o extensión”, que otrora se prolongara hacia Chile, Argentina y Brasil . Un buen ejemplo dado por los habitantes de las dos ciudades, con la inspiración y tutela de sus autoridades municipales y la participación mayoritaria del pueblo, manifestada por los procedimientos democráticos al uso, el libertad, transparencia y al servicio de la colectividad.
Precisamente en tal perspectiva histórica merecen especiales recuerdos, antepasados de ambos pueblos tales como Pedro de Valdivia, Felipe Trigo y Donoso Cortés.
De manera muy particular es acreedor a esta remembranza nada, menos que el Cardenal Arzobispo de Sevilla don Juan de Zúñiga y Pimentel, último Gran Maestre de la Orden de Alcántara quién residiera en el villanovense convento de San Benito, al cesar en su cargo y pasar las Órdenes Militares a los Reyes Católicos. En tallugar extremeño, el erudito y gran mecenas fundó y dotó su “Corte de Ingenios”, compuesta por personajes de relevancia intelectual universitaria, universalmente conocidos. Elio Antonio de Nebrija redactó allí su primera Gran Gramática de la Lengua Castellana-“base de toda ciencia”- publicada en 1492 , tres meses antes del descubrimiento de América, dedicada a la reina Isabel. Célebres fueron y siguen siendo, su hijo Frey Marcelo, el rabino Abraham Zacuto, astrólogo, el poeta Hernán Núñez, el músico Solórzano y tantos humanistas que alcanzarían cátedras en la Universidad cisneriana de Alcalá de Henares y en otras de Europa .
Y aquí y ahora, un ramillete de preguntas que habrán de formularse los habitantes católicos, apostólicos y romanos de la nueva ciudad, que podría pasar a denominarse “Las Vegas del Guadiana”. Dado que Villanueva pertenece en la actualidad a la diócesis de Badajos y Don Benito a la Plasencia, ¿en cual de las dos diócesis extremeñas se “inmatriculará” la nueva ciudad, con sus bienes eclesiásticos, sus clérigos respectivos , feligreses y feligresas?
¿Quién o quienes lo decidirán?, ¿Serán los actuales obispos de la provincia eclesiástica?. ¿Lo será el Nuncio de SS. en España? ¿Intervendrán los feligreses? ¿Cómo lo harán estos, en el decidido supuesto que les molesten y rechacen otros procedimientos distintos a los puestos en práctica en la fusión de las dos ciudades? ¿Se les requerirán sus votos solo para lo civil y no para lo eclesiástico? ¿No resultaría este proceder, además de inadecuado e inactual, ya superado y hasta finiquitado? ¿Qué sistema recomendaría el estilo sinodal y “en salida”? ¿Cómo afrontarían los católicos “practicantes” de la nueva ciudad, una situación pre o seudo cismática?
Quiera Dios que la transparencia y el bien común despejen cuantas dificultades surjan en este quehacer convivencial ciudadano que afrontan ejemplarmente los extremeños. Pero eso sí, de imposiciones administrativas, “¡ordeno y mando¡, y menos “en el nombre de Dios”, nada de nada. El arzobispo de Mérida-Badajoz y el obispo de Plasencia tienen convenientemente acreditada su condición pastoral de “conciliares”, con ínclitas referencias al Vaticano II
Comprobando que el río Guadiana seguirá pasando por la nueva ciudad, y que su afluente el Guadalupejo,(“rio del lobo” o “rio escondido”) embalsado en la presa de Valdecaballeros- Castilblanco, lo engrosa aguas arriba, es justo aprovechar esta ocasión noticiosa para replantear los límites de la provincia eclesiástica extremeña, redimiendo a la patrona de su largo, extraño, e inexplicable exilio en tierras castellano-manchegas .Por cierto ¿cuánto significa en euros esta operación, que también es financiera?
Una vez más, y con sentido evangélico, lo laico o civil, superó a lo “religioso”. Unos cantarán el “por mi culpa, por mi grandísima culpa” y otros se limitarán a darle gracias a Dios.