Un malentendido. Así califica la diócesis de Solsona el conflicto lingüístico ocurrido el pasado domingo en una iglesia de Cardona durante el funeral de la vecina Dolors Bastida, cuando la familia decidió llevarse el féretro al observar que el sacerdote no respetaba el deseo de la difunta de tener una misa en catellano.
Según ha informado ABC, la diócesis asegura que el 80% de la ceremonia se celebró en castellano, tal como solicitó la familia, mientras que el resto se hizo en catalán porque el cura no tuvo tiempo de prepararse. La familia habría comunicado al sacerdote, Carles Pubill, el deseo de la difunta unos minutos antes del acto, algo a lo que en un principio accedió el párroco.
El revuelo empezaría a producirse poco después, cuando el padre Pubill, a pesar de haber reemplazado las homilías para realizar la ceremonia en castellano, introdujo el catalán, si bien tenía la intención de terminar la misa de nuevo en castellano. No conformes con el modo de obrar del sacerdote, algunos miembros de la familia decidieron interrumpir el funeral y hacer que la funeraria se llevara el féretro al cementerio, donde habría proseguido el acto religioso.
La versión de la familia, siempre según ABC, asegura que durante la ceremonia solicitaron varias veces al sacerdote que cambiase al castellano. Tras el incidente, los familiares de Dolors Bastida, se ha quejado a la diócesis de Solsona y califican los hechos como “un acto de intolerancia” ante el cual no sirven “disculpas ni excusas”.
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