Los cálices están labrados en oro, con incrustaciones de piedras semipreciosas; uno de ellos es especialmente valioso entre el patrimonio de la parroquia ya que «es el que se hizo para la celebración de las bodas de oro sacerdotales del anterior párroco, don Vicente Alberruche, muy conocido en el barrio ya que estuvo aquí 27 años».
La Biblia, por su parte, cuenta con tapas en oro y plata, también con piedras semipreciosas. Se usa especialmente en la liturgia de la Pascua, además de en uno de los ritos especiales de los integrantes del Camino Neocatecumenal, del que en la parroquia hay nueve comunidades.
«Los tres fueron diseñados por Kiko Argüello –iniciador del Camino– y tienen mucho simbolismo». Así, en la portada de la Biblia está representada la crucifixión del Señor, junto a doce gemas que representan a los doce apóstoles. En la contraportada está labrado el Cordero sentado con el libro de la vida, tal y como se representa en el libro del Apocalipsis. Todo ello, en un estilo «típico del arte bizantino». Por su parte, en uno de los cálices se pueden apreciar «reminiscencias góticas». «Viendo este cáliz y lo que queda del tesoro visigótico de Toledo –explica el párroco–, es clara su inspiración».
"Biblia vintage, hiper duradera"
La Policía recuperó los objetos gracias al aviso de uno de los feligreses, «un chico joven que estaba amueblando su casa y, navegando por uno de los portales de compraventa de objetos de segunda mano, los vio». El individuo que los había puesto a la venta, que es del barrio y viejo conocido de la Policía según el sacerdote, reclamaba la atención de los posibles compradores con descripciones como «Biblia vintage, hiper duradera». El precio era de 1.300 euros cada cáliz y 2.500 euros el volumen bíblico, «no admitiendo negociación».
Ahora, el párroco expresa su satisfacción por poder volver a contar para las celebraciones con unos objetos litúrgicos que «yo, sinceramente, había dado por perdidos». De hecho, al ver que pasaba tanto tiempo sin noticias llegó a pensar que los agentes estaban tirando del hilo de «algo de mayor importancia, drogas...». Por el momento, las piezas se han enviado al orfebre que las talló en su día para restaurarlas, ya que «algunas de las piedras estaban desprendidas, y el interior de los cálices, muy deteriorado».
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