José Emilio Silvaje se enfrenta a cuatro años y medio de prisión El excura acusado de robar el patrimonio de trece parroquias de Lugo culpa al Obispado de Mondoñedo de "mala gestión"
Silvaje negó que se hubiera llevado de las parroquias "ningún bien catalogado para su restauración", aunque sí admitió que encargó la limpieza de algunas tallas
El Obispado no está personado en la causa, aunque declararán tanto el vicario general como el delegado de Patrimonio
¿Qué ocurrió en Ribadeo y Trabada entre 2008 y 2012? ¿Se llevó el cura objetos del patrimonio de la Iglesia, que después vendió a un anticuario? José Emilio Silvaje Aparisi, hoy ex sacerdote, ejerció durante esos años en trece parroquias de la diócesis de Lugo, y hoy se ha sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial de Lugo, acusado de robar varias tallas y objetos religiosos.
Él, por su parte, achaca todo a la “mala gestión” del Obispado de Mondoñedo-Ferrol, que no está personado en la causa, aunque su vicario general y el delegado de Patrimonio declararán como testigos en los próximos días. La Fiscalía reclama para el ex clérigo cuatro años y medio de prisió por apropiación indebida.
Durante su declaración, Silvaje negó que se hubiera llevado de las parroquias “ningún bien catalogado para su restauración”, y añadió que tuvo que “hacer una reforma con mi dinero personal” en la residencia que ocupaba junto al Convento de las Clarisas de Ribadeo, donde pudieron producirse buena parte de los robos.
Dejó el sacerdocio por "dudas de fe"
“He podido equivocarme, pero repondré todo aquello en lo que me haya equivocado. No necesito -para ello- una sentencia judicial”, señaló el acusado, quien fue ordenado en 2006 y abandonó el sacerdocio en 2012, tras “dos años de dudas de fe”.
El ex sacerdote apuntó que, a lo largo de esos años, fue asumiendo más responsabilidades en la diócesis a medida que otros párrocos tenían “problemas de salud”, lo que supuso “una carga enorme”.
Más allá de asumir cualquier responsabilidad, Silvaje tildó de “muy criticable” la gestión de sus predecesores en las trece parroquias de Lugo donde llevó a cabo su labor. “Muchas cuentas parroquiales estaban en números rojos”, denunció, añadiendo que, en algunos casos, tardó hasta “cinco meses” en hacerse con las llaves de algunos templos.
A preguntas de la fiscal, el excura relató que quiso introducir un nuevo sistema de funcionamiento en las parroquias y que ordenó la restauración y limpieza de algunas piezas que efectivamente requerían de un cuidado, pero también aclaró que siempre solicitó permiso al Obispado cuando consideraba que realmente "lo había que pedir" a la "autoridad competente".
"El que no era 'borderline' era subnormal y me robaban dinero de las parroquias"
Y lo hizo, aseguró, porque "los feligreses que se involucraban en la restauración (de los templos) o en su limpieza, iban ahí bien pagados". Además, ha denunciado que "la mitad" de los sacristanes que se le asignaban "tenía déficit": "El que no era 'borderline' era subnormal y me robaban dinero de las parroquias". "Yo quería personas serias", recalcó Silvaje.
Restauraciones y limpieza
Por su parte, el abogado de la defensa, José Manuel Oliveros aseguró que "estamos ante un procedimiento que nunca debería haber llegado a esta fase procesal, teniendo en cuenta que don José Emilio no se ha apropiado de ningún objeto de las parroquias que entonces llevaba, sino al contrario, realizó inversiones incluso de su propio patrimonio personal que hicieron que mejoraran esas parroquias".
El letrado opina que "a raíz de la desaparición de unas tallas en la parroquia de Sante, la gente empezó a alterarse y en aquel momento existía una situación complicada para don José Emilio, un párroco que llevaba poco tiempo en la zona" y que estaba intentando "introducir una metodología de funcionamiento que en cierta medida rompía con la forma de actuar tradicional".
Para la defensa, "se le imputaron una serie de hechos que a lo largo del tiempo se ha acreditado que no eran ciertos". “Los objetos que tenía en su poder era para mejorarlos, para hacer labores de restauración y labores de limpieza, en absoluto para apropiarse de ellos”, declaró el abogado, que aseguró que todos los que se habían cedido para restauraciones fueron apareciendo.
La diócesis pide Justicia
Por su parte, en un comunicado, la diócesis de Mondoñedo-Ferrol ha ofrecido su plena colaboración en este caso y aunque no se persona como acusación particular, el vicario general y el delegado de Patrimonio estarán presentes como testigos en el juicio. La diócesis «redoblará sus esfuerzos para velar por los intereses» de sus feligreses «a través de una gestión transparente de sus bienes culturales».
En la nota, el Obispado quiso expresar que confía “en la acción de la Justicia” y “la respalda plenamente” insistiendo en que siempre ha ofrecido “su plena colaboración” para llegar al fondo de este asunto. De hecho, confía en que “la vista oral y la posterior sentencia arrojen luz y clarifiquen los hechos”, además de precisar que la Diócesis “redoblará sus esfuerzos para velar por los intereses del pueblo de Dios a través de una gestión transparente de sus bienes culturales”.
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