"Gracias a Dios, la Diócesis no es este grupo crítico extremo" ¿Les recibirá, por fin, el obispo de Vitoria?
"¡Por Dios, Señor Obispo, recíbales ya! Usted, ya sabemos que va a perder su tiempo, pero al menos ellos, perderán su voz. ¡Por lo menos por una temporada!"
"Nos da un poco pudor estar en boca de todos, y nosotros no basamos nuestro ser Iglesia en la lucha, pero ¡no nos vamos a callar!"
"Es verdad que dice las cosas claras y que no tiene pelos en la lengua, pero nunca aprovecha su ministerio para predicarse a sí mismo o para desaprobar, herir o humillar a nadie"
"Gracias a Dios, la Diócesis no es este grupo crítico extremo. Pero este grupo, antes más significativo e igual de impositivo, ha condicionado y pretende seguir haciéndolo, toda la Diócesis"
"Las propuestas que hacían al Obispo en su primera carta, son un brindis al sol, puro postureo, para ir a rebufo de lo que hoy se vende"
"Si el Obispo no tiene problemas de perdón, nosotros algo más sí que tenemos. Porque nos sale mucho reproche hacia este grupo firmante, responsable, en gran parte, de las carencias que arrastra nuestra Diócesis"
"Es verdad que dice las cosas claras y que no tiene pelos en la lengua, pero nunca aprovecha su ministerio para predicarse a sí mismo o para desaprobar, herir o humillar a nadie"
"Gracias a Dios, la Diócesis no es este grupo crítico extremo. Pero este grupo, antes más significativo e igual de impositivo, ha condicionado y pretende seguir haciéndolo, toda la Diócesis"
"Las propuestas que hacían al Obispo en su primera carta, son un brindis al sol, puro postureo, para ir a rebufo de lo que hoy se vende"
"Si el Obispo no tiene problemas de perdón, nosotros algo más sí que tenemos. Porque nos sale mucho reproche hacia este grupo firmante, responsable, en gran parte, de las carencias que arrastra nuestra Diócesis"
"Las propuestas que hacían al Obispo en su primera carta, son un brindis al sol, puro postureo, para ir a rebufo de lo que hoy se vende"
"Si el Obispo no tiene problemas de perdón, nosotros algo más sí que tenemos. Porque nos sale mucho reproche hacia este grupo firmante, responsable, en gran parte, de las carencias que arrastra nuestra Diócesis"
| María Enriqueta Benito Bengoa y cinco firmas más
Pero ¿qué poca vergüenza tienen? ¿cómo pueden disfrazar de diálogo, la oposición total y sistemática al Obispo y desde el principio? Es claro, que la intención de este grupo no es la del diálogo familiar y eclesial con el Obispo. Lo suyo es la difamación, la falta de respeto, y el no saber cuál es la figura del obispo para un católico. ¿A ver, quien es capaz de encontrar una sola cosa positiva del Obispo en sus tres escritos? ¡Ni con lupa!
¡Por Dios, Señor Obispo, recíbales ya! Usted, ya sabemos que va a perder su tiempo, pero al menos ellos, perderán su voz. ¡Por lo menos por una temporada!
Nos da un poco pudor estar en boca de todos, y nosotros no basamos nuestro ser Iglesia en la lucha, pero ¡no nos vamos a callar! No queremos provocar a nadie, pero cada manifiesto contra el obispo, nos va a dar la oportunidad para contar lo que pasa en nuestra Diócesis y la bendición que supone la comunión con el obispo, sucesor de los apóstoles en comunión con Pedro y con todos los obispos del mundo. No vamos a recoger firmas después de las reuniones sinodales, como ocurre en alguna parroquia de Vitoria. Eso induce a la división, pero callarnos sería de cobardes. Claro que somos muchos y claro que estamos muy hartos de la imposición, durante muchos años, de este grupo más radical sobre todos los colectivos de la Diócesis.
Afortunadamente funcionan bien los órganos consultivos de la Diócesis de Vitoria. Se celebran periódicamente los Consejos episcopales, de presbiterio y de pastoral. Se reúnen los consejos económicos y parroquiales y, ahora en toda la Diócesis, hay gran cantidad de reuniones sinodales. Si hubieran encontrado algo que el Obispo debía haber consultado, y no lo hizo, ya le hubieran denunciado al Nuncio y a Roma.
Todas las delegaciones, servicios y secretariados de la Diócesis, tienen las puertas abiertas, de par en par, a todas las sugerencias de todo el mundo. El Obispo siempre está con todos y para todos. La Diócesis les comunicaba a este grupo que se integraran, como todos, en esta red participativa y consultiva de consejos y encuentros. Pero claro, eso no mete ruido, eso no desestabiliza la Diócesis, eso no destruye y eso no lo publican los medios. Por eso prefieren el conflicto, la guerra de querrillas y la denuncia. ¡Pues vamos a hablar todos!
Estamos encantados con nuestro Obispo porque, como sucesor de los apóstoles, siempre nos sitúa en comunión con el papa Francisco y con todos los obispos del mundo. Nos damos cuenta de que siempre propone, no sus apreciaciones personales, sino el magisterio de la Iglesia, la voz de Pedro o la manera de celebrar los sacramentos que tiene la Iglesia católica universal. Aún las veces que tiene que denunciar que hay sacramentos que se celebran al margen de los libros litúrgicos o que no se respeta el derecho canónico, vemos que lo hace con afecto, con comprensión y con ganas de acompañar todas las situaciones. Toda la Diócesis es testigo de su cercanía y entrega.
Es verdad que dice las cosas claras y que no tiene pelos en la lengua, pero nunca aprovecha su ministerio para predicarse a sí mismo o para desaprobar, herir o humillar a nadie. Su mensaje y pastoreo siempre es el de la Iglesia universal.
Desde el inicio, su batalla ha sido por la libertad de todos en la Iglesia de Vitoria. Una Iglesia que acoja y alimente todos los carismas, todas las sensibilidades, todos los estilos de seguimiento a Jesús de Nazareth. Una Diócesis que promueva la unidad en la diversidad y la sana pluralidad en la comunión. Ha recibido este Sínodo “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión” con enorme alegría y esperanza. Y él mismo ha manifestado muchas veces la gran satisfacción que está sintiendo al comprobar que, en las reuniones sinodales, estamos pudiendo hablar con transparencia y pasión, sin herirnos.
A los 6 años de estar en nuestra Diócesis, el impulso del papa Francisco, la entrega de nuestro Obispo,la colaboración de todas las vocaciones, el III Plan Diocesano de Evangelización, el trabajo de todas las comunidades y el plus de esfuerzo en tiempo de pandemia, nos están haciendo apreciar algunos humildes brotes verdes en la diócesis de Vitoria. En un Seminario, donde desde hacía años no había ningún seminarista, ahora hay 20. Dos ordenaciones sacerdotales en estos dos últimos años, ¡a ver si es o no, un milagro! De los 5 o 6 sacerdotes estudiantes de otras diócesis, a los 20 que habrá el próximo curso en nuestra Facultad de Teología, hay un trecho. Una nueva comunidad contemplativa, otra activa y varias en previsión, donde lo normal suele ser que se cierran casas religiosas, en nuestras diócesis de Occidente, también eso es una alegría.
Por lo que nosotros vemos, el Obispo ha distribuido responsabilidades de servicios y delegaciones, consultando siempre, y favoreciendo no tanto líneas eclesiales determinadas, como personas con ganas de trabajar y con formación. Por eso hay realidades que están despuntando con fruto creciente en salud, familia, comunicación, patrimonio, misiones, migraciones, tercera edad, catequesis, liturgia, laicos o pastoral social y penitenciaria. Últimamente vemos renovarse a la pastoral de jóvenes, universitaria y vocacional por las sinergias con Egibide, centro de la Diócesis y de la Compañía de Jesús, con más de 7.000 alumnos y 400 profesionales. Las parroquias cercanas están favoreciendo también esa interconexión. Realidades de nueva evangelización como Emaús, Grupos Alfa, Éffetá y Hakuna, Amor conyugal, Equipos de Nuestra Señora... están cuajando en nuestra Diócesis sin detrimento de las realidades existentes. El Obispo está en todo y apoya todo, lo nuevo y lo antiguo. Y con la crisis humanitaria que vivimos, vemos crecer, desde una sensibilidad cristiana, la revolución social que supone Cáritas, Berakah o Manos Unidas y otras instituciones sociales. Y, lógica y preferentemente, ahí está de lleno también el Obispo.
Si este Obispo no ha reprimido, ni prohibido, ni quitado nada, ¿dónde está el problema? El problema para el grupo que denuncia al Obispo, pidiéndole diálogo, es que no se alegra de esos brotes verdes, que son frutos de la experiencia cristiana universal. Y no se alegran porque no comparten con toda la Iglesia todo su magisterio, ni la función del obispo en la comunidad diocesana. Porque no celebran con fidelidad todos los sacramentos, tal como los celebra la Iglesia y, por eso, les llega a resultar chirriante la práctica común en la Iglesia universal. No se preguntan por qué no están en sus comunidades prácticamente ningún hijo ni ningún nieto o sobrino suyo, porque lo suyo no es la iniciación en la fe, en la experiencia de Dios o en el camino sacramental al que tachan de puro cultualismo. Lo suyo es la reforma de las estructuras en la Iglesia y la lucha de clases en el seno de la comunidad.
Gracias a Dios, la Diócesis no es este grupo crítico extremo. Pero este grupo, antes más significativo e igual de impositivo, ha condicionado y pretende seguir haciéndolo, toda la Diócesis. Gracias a Dios la Diócesis no es un erial, pero este grupo firmante más radical, sí sigue produciendo desiertos y campos sembrados de sal, con su desafecto al Obispo y a la Iglesia - que ellos llaman institucional- y con su critica destructiva constante. Su universo se desmorona, ¡pero que no echen la culpa al Obispo! ¡Si todo está en su ADN!¡Que revisen su cristología y su eclesiología! ¡Nada, imposible, la más mínima autocrítica! Escribimos para todos, pero no porque pensemos que esto les pueda ayudar a pensar.
Las propuestas que hacían al Obispo en su primera carta, son un brindis al sol, puro postureo, para ir a rebufo de lo que hoy se vende. El Obispo es el primer interesado en la corresponsabilidad eclesial, la maduración del laicado, el discernimiento comunitario en la toma de decisiones o el protagonismo de la mujer. Éstas prioridades las promueve y empuja él mismo, pero no por imagen, sino por fecundidad eclesial y porque es consecuencia de su ministerio. Lo que no se le perdona al Obispo, es que “les dé sopas con honda” también en el terreno social, por su corazón y por ser responsable de Migraciones en la CEE. Terreno social en el que ellos siguen anclados en los esquemas de los 70, como les dice el Obispo, sin evolucionar nada. En ese sentido obedecen, como él mismo les decía, a una óptica de Iglesia secularizada, poco identitaria, ideologizada y solo social. Lo que San Pablo VI llamaba comunidades de base sociológicas, no comunidades eclesiales de base.
El Obispo ¡claro que entiende y acompaña, como puede, esta realidad! ¡Si se ha criado, en su Navarra natal, entre gente parecida, y ha comprobado sus frutos! Ahora no sólo les comprende sino que les tiene que querer, como padre. Lo que no está dispuesto es a tolerar que pretendan seguir imponiendo a todos su sensibilidad, y que se erijan, también sobre él, como un tribunal de la Inquisición. No, eso ya no. Son parte del pasado y que descansen en paz. Todos se lo agradeceremos.
Si el Obispo no tiene problemas de perdón, nosotros algo más sí que tenemos. Porque nos sale mucho reproche hacia este grupo firmante, responsable, en gran parte, de las carencias que arrastra nuestra Diócesis. Cuando nuestros hijos van a una Javierada y se confiesan como la cosa más natural del mundo. Cuando nuestros amigos vienen de fuera a un funeral y salen desolados por el sentido superficial de la celebración. Cuando hablas con compañeros de trabajo cristianos que no piensan ni remotamente como piensa la Iglesia. Cuando ves en diócesis vecinas jóvenes y familias con niños en las iglesias.
Cuando compruebas las enormes dificultades que la Iglesia de Vitoria va a tener que afrontar desde bases tan quebradas. Entonces, nos surge el reproche hacia este grupo firmante, cuya sensibilidad está en la raíz de los muchos condicionamientos que esta Diócesis ha sufrido. ¡Menudo lastre tantos años para toda la Diocesis! ¡Basta ya! Que nos sirva para crecer en comprensión, madurez y misericordia. Pero no nos vamos a callar, porque se acabaron las contemplaciones. Si hubiera más manifiestos contra el Obispo, continuaremos con mucho gusto, relatando nuestra situación, sus causas y sus efectos. Quizás a otras diócesis también les venga bien.
¿Qué nos anima? Que la fe es un regalo. Que la comunidad es un tesoro. Que el Señor constantemente está derrochando su Espíritu. Que la Iglesia no hay que estar fabricándola, con esfuerzo, continuamente para que sea fecunda. Que basta que creamos y celebremos. Que el fruto es por añadidura. Que existe la gracia, la llamada, el perdón, la vocación y la solidaridad. Que la Virgen Blanca, Nuestra Señora de Estíbaliz, cuida de esta Diócesis, que es prolongación y actualización de la comunidad de Jesús, porque hay un obispo entre nosotros, que es sucesor de sus apóstoles. ¡Queremos ayudarle en esta Iglesia de Vitoria, una, santa, católica y apostólica!
Firmantes
Mariola Pinedo Briones
Carlos Ruiz de Arcaute
María Enriqueta Benito Bengoa
Maria Zubeldia Moneo
ENRIQUE DÍAZ MELÉNDEZ
MARÍA ESTER LORCA ESQUIVA
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