Laico de nuevo, como al principio
Le conozco hace unos 24 años y nunca se comportó como un cura predecible, como un cura típico, tal vez porque desde muy temprano entendió aquel valor que tanto promulgaba Carlos Vallés, el valioso Jesuita: La autenticidad. Tal vez porque siempre supo que dios no le había elegido para hacerlo diferente, sino para recordarle que lo había hecho diferente y que su diferencia nos hiciera a todos agarrarle cariño a nuestra propia manera de ser. Alberto Linero se ha pasado la vida recordándole a la gente sencilla que pueden vivir de otra manera y que es posible salir adelante ante cualquier adversidad porque esa es la voluntad del dios de Jesús, el de la revolución misericordiosa de los marginados.
En días pasados los medios de comunicación del país, y algunos medios católicos del continente registraron la noticia de su retiro definitivo del sacerdocio, algo que venía considerando desde que decidió que el 2018 iba a ser un año sabático, pausa en su ejercicio ministerial y discernimiento de su manera de vivir la vocación. Como siempre, rompiendo moldes, su manera de asumir este proceso no fue aislarse en un retiro y alejarse de la realidad. El Padre Linero siempre ha buscado al dios de lo cotidiano, de la realidad viva de la gente, el que se ha manifestado en la historia, y ese dios le salió al encuentro en un tiempo de acercarse a las personas desprovisto de las rutinas comunitarias y ministeriales, volviendo a la vida de creyente urbano que no tenía desde sus 16 años.
BV - Más de 30 años de vida en comunidad y 25 de sacerdocio, ¿Qué tan difícil fue tomar esta decisión?
AL – Uff, te podrás imaginar, es casi que no acordarse cómo era la vida antes de esto y preguntarse si puede haber vida fuera de esto. Pero recordar tantas veces que prediqué que el Señor está siempre con nosotros sin importar las circunstancias, y que Él es el primero en respaldar nuestras opciones cuando las hacemos con honestidad y confiando en Él, fue la mejor manera de tomar valor y dar los pasos que he estado dando.
BV – Primero la decisión del año sabático, luego la de pedir la dispensa del ministerio, no son pasos improvisados, menos en alguien que se ha pasado tanto tiempo organizando proyectos, clases, medios de evangelización, dirigiendo organizaciones.
AL – Claro que no, nada de esto es improvisado, tú sabes que todo se va cocinando al fuego de la propia espiritualidad y de la vida que vivimos. Tengo rato de estar sintiendo que ya no encajo del todo en los moldes del ministerio, no por lo teológico, sino por lo cultural y lo contextual. Siento que mi vocación me pide cosas que haré mejor si dejo de ser cura. Y de pronto termino siendo menos incómodo para ese sector de la Iglesia que nunca estuvo de acuerdo con mi forma de ser.
BV – Bueno, y ahora estamos en tiempos en los que se percibe una mayor apertura, en los que la primavera de Francisco le ha traído alivio a muchos sacerdotes que ya no ejercen y que fueron muy perseguidos por sus posturas y por sus maneras de asumir la fe. Pensaría uno que estos son tiempos más propicios para un “cura diferente”, ¿No es así?
AL – Lamento recordarte que si bien muchos estamos felices y agradecidos con el Espíritu Santo por todo lo que está sucediendo a partir del pontificado de Francisco, al mismo Papa le han montado una terrible persecución dentro de la iglesia, en la curia romana, en muchas diócesis, y en muchos medios que dicen ser la voz oficial del catolicismo en la televisión, la prensa o el internet. Seguimos conviviendo en una iglesia con algunos extremos que no siempre tienen ánimos de conciliar, entonces a mí, pero no solo a mí, me han manifestado resistencia. El problema es que a veces quienes oponen esa resistencia lo hacen desde la crítica mordaz, o el ataque soterrado, dejando un mensaje que me inquieta mucho, no por lo que dicen de mí, sino porque terminan dando la impresión a las personas de que la iglesia es eso: rigidez, un ceño siempre fruncido, una inconformidad con todo lo que implique un mínimo ánimo de renovación. Y yo, que siempre he amado a la Iglesia y me he dado la pelea por representarla dignamente, desde mi autenticidad pero dignamente, a eso me he dedicado con seriedad y con compromiso, así que los golpes se sienten más duro porque sin duda estoy más expuesto que otros hermanos sacerdotes.
BV – ¿Esa exposición, y me imagino que se refiere a los medios de comunicación y a su popularidad en redes sociales, fue algo elegido totalmente por usted, incluso en contravía un poco de las intenciones de su comunidad? Y se lo pregunto porque muchos de los que hoy han levantado una voz crítica frente a su decisión, le echan la culpa de eso que consideran tan negativo, a su popularidad en la escena pública.
AL – En mi comunidad, que es la Congregación de Jesús y María, se toman las decisiones como en cualquier comunidad católica. Hay una parte que es diálogo, una parte que es discernimiento de dónde se puede prestar un mejor servicio, y una parte que es disciplina estricta. Hacer lo que la comunidad pide. A mí un poco antes de haber sido ordenado me pidieron hacerme cargo de la Emisora del Minuto de Dios y participar en programas de televisión. Yo tenía conciencia de que había allí un talento que podía poner al servicio de la evangelización y la comunidad pensó que podía aportar desde allí, y terminé siendo un hombre de medios de comunicación toda la vida. Esa oportunidad genera ser conocido por más personas que si hubiera sido solo formador o párroco. Lo demás yo creo que es simplemente el eco de una apuesta de evangelización sin formalismos, sin recurrir a lo piadoso como única forma válida, sin imponer una única visión moral cuando en la facultad de teología nos enseñaron a acompañar y a discernir, algo que hoy se propone como principio para la Iglesia toda. Y la gente respondió a eso generosamente, acogieron el estilo de predicación, reconocieron con amabilidad que el esfuerzo que se estaba haciendo les devolvía la alegría de una buena noticia que tiene que ver con la vida de cada uno, no solo con lo que pasa cuando entramos en el templo. Entonces un canal de televisión se interesa por tener ese espacio espiritual y no creo yo que en ninguna parte del mundo la Iglesia pueda darse el lujo de rechazar un escenario como ese para proponer su mirada de la realidad, de manera que estuve en los canales más vistos de Colombia, sigo estando en el Canal Caracol y en Blu Radio, luego de allí al boom de las redes sociales, pues te podrás imaginar, eso es una locura, un movimiento muy difícil de calcular y de contener, pero también allí hay muchas personas que buscan esa palabra de ánimo y de fuerza que me propuse transmitir desde la primera vez que estuve frente a un micrófono.
BV – Estuve mirando y ud. es el presbítero más influyente en twitter, en español, y está entre las trescientas personas con mayor impacto en esa red social en el mundo. ¿Cómo se maneja semejante nivel de aporte en una red social?
AL – Pronto seré un laico con seguidores en twitter, jajaja. La verdad es un asunto que yo no alcanzo a comprender del todo. Porque yo no publico lo que publican los influencers, yo allí comparto oraciones, salmos, tareas de vida, enseñanzas bíblicas, reflexiones existenciales, algunos apuntes de lo que estoy pensando sobre la vida social, política, cultural, y claro, hablo de fútbol que es una de mis pasiones. Y muchas personas acogen esas oraciones, esas reflexiones, y las comparten o simplemente les ponen un corazón. Supongo que eso significa que les llega y que lo encuentran útil. Y yo doy gracias a Dios por eso. De los casi 3 millones de personas que están en mi twitter, debo reconocer que muy pocos son odiosos y antipáticos, que también los hay y a veces hay que contestarles, pero la mayoría es gente que es optimista con la vida, que tiene líos y quiere buscar una salida, que tienen inquietudes sobre Dios y no se conforman con la inquietud sino que salen a esa calle digital donde todo pasa y allí buscan también respuestas. Y quien las pueda ofrecer, que lo haga, yo lo he hecho en éstos años y no estoy considerando dejar de hacerlo.
BV – Eso significa que evangelizar sigue dentro de sus planes.
AL – Es que lo mío, lo he dicho varias veces, no es una crisis de fe, ni de sentido, no es una crisis de afectividad ni de espiritualidad, ni siquiera es una crisis de vocación. Yo entendí hace mucho tiempo que la vocación de quienes decimos seguir a Jesús es el servicio, entregado, diligente, y desinteresado servicio, especialmente a esas personas que pasan por momentos difíciles y que no encuentran una salida o pierden la esperanza. Yo de esa vocación no tengo la más mínima crisis. Es la manera como elegí vivirla, esa que ya no siento que me realice como ser humano. Pero el MAN sabe que sigue contando conmigo, que su buena noticia sigue seduciéndome, que su propuesta de vida sigue siendo para mí la respuesta definitiva sobre el sentido de la vida, y sabe que creo que si la contamos más y sobre todo la contamos mejor, muchos van a ver sus vidas rescatadas de la infelicidad, que es en últimas, lo que entiendo como propósito de la salvación.
BV – Un MAN que nos salva de la infelicidad, ¿Cómo es eso?
AL – Mira, cuando yo he dicho, desde hace tantos años que “El Man está vivo”, no estoy diciendo un eslogan moderno para atraer irreverentes, como muchos dicen, sin comprender y sin preguntar. Yo lo que estoy diciendo es que Jesús de Nazaret es la respuesta de Dios, viva, actual, vigente y válida, para la pregunta por el sentido de la realidad y de la vida. Que quien sea que pase por el aburrimiento existencial, por la oscuridad de no saber todo esto para dónde va, o quien simplemente piense que se le acabaron las opciones, puede encontrar en Jesús esperanza, acogida, aceptación y Vida para construir un futuro mejor. Si alguien decide criticar la forma de aquella frase, quedarse en si un término es correcto o no y hacerle exégesis a una expresión, allá ellos, yo lo que sé es que las personas que han leído el oracional, que han escuchado los programas de radio, que han visto los espacios de televisión, o que encuentran una frase o una imagen en una red social, no se quedan perdiendo el tiempo en esa exégesis, sino que hacen eco de lo que intento transmitirles, porque en últimas no son palabras mías, sino el fruto de sumergirme, no solo yo sino muchos hermanos conmigo, en las palabras de Jesús, que son y seguirán siendo para mí, un antídoto contra la infelicidad.
BV – Algunos de los que se hacen llamar representantes de ese Jesús, han expresado opiniones muy duras y hasta hirientes sobre su decisión, pero ¿Qué cree ud que piensa Jesús de lo que está decidiendo el Padre Linero?
AL – El otro día me preguntaron cómo es el Dios al que le escribo mis oraciones, y yo solo puedo decir que es el Padre Misericordioso, y que no conozco otro Jesús que el que nos muestra de todas las formas posibles, que Dios ese ese Padre / Madre lleno de bondad y de misericordia. Todos somos hijos pródigos, todos a veces vivimos como si no fuéramos amados, y ese es el peor error. Yo quiero sentirme amado siempre, que nunca se me olvide, para que nunca deje de recordárselo a quien tenga la oportunidad de hacerlo. Yo quiero saber que mi libertad es su gran regalo, que la compró con la entrega generosa de su vida y que ser libre es mi mejor manera de agradecérselo. Nuestras opciones de vida son nuestra elección y nuestra responsabilidad, y no veo a Dios pidiéndome cuentas de por qué elegí vivir de una o de otra manera si mi opción fundamental de tenerlo a Él como mi Padre sigue intacta. Creo que Jesús es mi gran motivación para esta decisión, porque no me permitiría servirle desde algo que no me realice como ser humano. En eso concuerdo con Castillo, que dice que el único sufrimiento válido en el cristianismo es el que surge de luchar por quitar el sufrimiento del corazón de los demás. Esa elección no está en duda, pero ahora estoy dispuesto a considerar de nuevo esta opción para realizarla, pues sé perfectamente que puedo revisar y cambiar, tanto por la convicción de mi fe como por la manera como la vivimos en la Iglesia a la que pertenezco.
BV – Le propongo que terminemos con una ronda de 10 preguntas rápidas que abran un poco temas que le podremos ir escuchando y leyendo en el futuro, porque sé que tendremos Alberto Linero escritor, comunicador y cristiano para rato. Le doy una palabra y nos regala lo que representa hoy para ud.
AL – Dale, con gusto.
BV – Soledad
AL – Elegida enamora, impuesta asfixia.
BV – Clero
AL – Más servicio, menos privilegio.
BV – Celibato
AL – Don. Como disciplina debe ser opcional.
BV – Abusos
AL – Lo más reprochable de nuestro presente como Iglesia. Injustificable.
BV – Papa Francisco
AL – Por fin el Concilio en marcha, y un poco más allá incluso.
BV – Sacerdocio
AL – Servicio que agradezco y del que me despido con nostalgia.
BV – Medieval
AL – Jajaja, esa tiene trampa. Inquisición e intolerancia.
BV – Futuro
AL – Seguir inspirando personas, sin temor y sin ataduras.
BV – Laico
AL – ¡Emoción!, ¡Alegría! Seré Laico de nuevo, como al principio.
BV – Jesús de Nazaret
AL – Mi todo. Soy Eudista en eso. Quítenme todo, pero déjenme a Jesús.
Me despido pidiéndole de nuevo su bendición, no porque sea cura, sino porque es discípulo. Y al agradecerle pienso en todas las lecciones de vida que me ha dado y que tantas personas han recibido de él, en todas las personas que tras leer sus reflexiones se han sentido inundadas de fuerza y de aliento de vida, porque eso es lo que dios hace cuando hay uno que se ofrece con lo que tiene, sean peces o una voz, unos cuantos panes o unos cuantos años de partirlo para todos. Sin duda Alberto Linero seguirá siendo pan partido para la gente simple, y ese Jesús que lo llamó siendo un adolescente le dirá que para seguirlo no hay un único modo, le preguntará si lo ama más que éstos, y le pedirá que no deje de cuidar a su gente buena.