Alegaciones de abusos sexuales de menores contra el cardenal Pell ya están en manos de la fiscalía

La policía del estado de Victoria ha compilado un dossier de al menos ocho declaraciones de víctimas y testigos

Un programa de televisión ha hablado con dos de sus presuntas víctimas y con un testigo de sus supuestos abusos




“Cuando la situación llega al nivel de acusaciones que, bajo cualquier estándar razonable, se merecen que se les dé crédito, creo que tiene que dar un paso atrás”. El psicólogo forense y ex-sacerdote Terry Laidler se ha referido así a la posición cada vez menos sostenible del cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede, tras la emisión de un programa televisivo australiano que reveló que la fiscalía australiana le está investigando al cardenal por múltiples delitos de abusos sexuales a menores supuestamente cometidos entre la década de los 70 y la de los 90.

El espacio The 7.30 Reportinformó este miércoles que la policía del estado de Victoria, tras un año de investigaciones, ya ha mandado a la fiscalía un dossier que contiene al menos ocho declaraciones de testigos, víctimas y familiares afectados por abusos que habrían sido perpetrados por el cardenal Pell, tanto durante su período de párroco en la Victoria rural en los 70 y 80 como en su etapa de arzobispo de Melbourne, la capital del estado, en los 90.

Este programa de la cadena estatal australiana ha entrevistado a dos de las supuestas víctimas de Pell, que han especificado, en todo lujo de detalles, los abusos a los que el sacerdote les habría sometido.

Denuncian estos dos hombres que cuando eran estudiantes de nueve años en el Colegio Saint Alipius de Ballarat, e iban a la piscina del pueblo que Pell también habitaba con frecuencia, el sacerdote les tocaba en repetidas ocasiones en las partes privadas, en el curso de un juego que consistía en que el sacerdote les lanzaba en el agua. “Ponía su mano bajo el bañador que llevaba puesto”, contó al programa Lyndon Monument, una de las presuntas víctimas de Pell. “Me tocaba el pene y los testículos en estas ocasiones en las que me columpiaba antes de lanzarme al aire”, afirmó Monument.



El 7.30 Report también ha hablado con Les Tyack, un empresario del pueblo de Torquay, a unos 97 kilómetros de Melbourne, que ha denunciado que en una ocasión en el verano del 1986 entró en el vestuario del club de surf del pueblo y descubrió que Pell estaba totalmente desnudo ante tres niños de unos ocho o diez años.

Tyack contó al programa televisivo que cuando se encaró con Pell para advertirle de que su conducta era totalmente inapropiada -especialmente dado que cuando el empresario entró de nuevo en el espacio común del vestuario después de haberse duchado durante algunos diez minutos, Pell todavía se mantenía, desnudo, en la misma postura ante los críos- no recibió ninguna contestación del sacerdote, lo cual le dio a pensar que Pell sabía perfectamente lo que hacía. “Estoy seguro que de estar yo en su situación hubiera reaccionado y dicho: ¡Qué va! (…) Pero Pell se calló. No dijo nada”, reveló el empresario Tyack.



El que sería el tercer pilar sobre el cual estas últimas alegaciones contra Pell se sostienen son los abusos sexuales que el prelado habría cometido contra dos niños coristas de la Catedral de Melbourne en la década de los 90, siendo ya el arzobispo de la ciudad. Según reveló el 7.30 Report uno de estos dos menores murió hace dos años en circunstancias trágicas, mientras que el otro -aunque no quiso hacer declaraciones al programa- está colaborando con los policías de la llamada Operación Sano, que están encargados de investigar nuevas alegaciones de abusos contra individuos que se aireen en la Real Comisión australiana sobre las Respuestas Institucionales al Abuso Sexual Infantil.

Cuando el programa The 7.30 Report solicitó al cardenal Pell una respuesta a estas últimas alegaciones en su contra de abusos sexuales a menores, su oficina le hizo llegar un comunicado que afirmaba que “cualquier alegación de que él abusara de alguien en cualquier lugar, en cualquier momento, es totalmente falsa y completamente equivocada”. La policía victoriana, por su parte, se limitó a confirmar al programa televisivo australiano que el caso contra Pell sigue siendo una investigación “muy viva”.

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