Hans Zollner: “No es preocupación mía” si la Iglesia se recupera o no de la crisis de los abusos
El presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores habla a un portal neozelandés de su trabajo “oscuro, sombrío e intenso”
“Mi preocupación es la de hacer lo que tenemos que hacer y que nos mantengamos fijados en ello”, afirma
Según el padre Hans Zollner, en su cuenta de Twitter, ha llovido mucho en Fiyi en los últimos días, observación que pudiera haber sido la de cualquier turista en cualquier parte del mundo. Pero hay algo que hace que la crónica de este viajero sea algo especial: su compromiso con las víctimas de los abusos sexuales en la Iglesia, el cual le ha llevado, solo en las últimas semanas, a visitar Australia, Nueva Zelanda y las islas fiyanas.
En su paso por la capital neozelandesa de Wellington, el padre Zollner -alemán, jesuita, y presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores- dio una entrevista al portal Stuff en la que habló de sus experiencias viajando por todo el mundo y reuniéndose con supervivientes de abusos a manos de religiosos católicos. Confesó en aquel momento que su trabajo a cargo de la respuesta de la Iglesia al horror del maltrato sexual a los niños le resulta “oscuro, sombrío e intenso”, pero compartió con el reportero neozelandés un pequeño atisbo de esperanza: el de que, después de un día intenso de formación para los obispos de Nueva Zelanda, su sensación es que el mensaje ya parece estar colándose allí, en la conciencia colectiva. Pero no es que no quede trabajo por hacer, o que el mensaje que ha traído Zollner a las antípodas del mundo no se le puede aplicar a otros países: faltaría más.
“No es preocupación mía si nos recuperamos o no”, afirmó el padre Zollner a Stuff, refiriéndose a la reputación de la Iglesia, la cual ha sufrido mucho -o casi irreparablemente- desde la década de los 80, cuando los casos de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes y religiosos en todo el mundo ya empezaban a salir a la luz. Más bien, dice el jesuita, “mi preocupación es la de hacer lo que tenemos que hacer y que nos mantengamos fijados en ello”. Dicho de otras palabras, el sacerdote alemán no se desvela por que la Iglesia se redima y que recupere su “imagen gentil”, debidamente respetada por los diferentes sectores de la sociedad, incluso los no católicos. En absoluto. “Tenemos que centrarnos en lo que podamos hacer para arreglar el desastre que se ha creado a lo largo de los años y en lo que esté en nuestra mano para crear ambientes lo más seguros posible”, señaló Zollner en su cara a cara con la página neozelandesa. Trabajo de expiación que pasa por hacer todo lo posible para curar las heridas de las víctimas que han sido dañadas por la actitud “defensiva y fría” de “algunos líderes de la Iglesia”, particularmente cuando éstas se han atrevido a contar sus experiencias o a denunciar a sus agresores.
Dirán algunos que no, que la Iglesia ya ha hecho importantes avances con respecto a la protección de sus más pequeños fieles, y que resulta imposible ahora -si solo es por las náuseas que nos ocasiona el leer los testimonios de las víctimas que antes eran forzadas a callarse- que los horrores del pasado vuelvan a repetirse bajo nuestras propias narices. Tentación a la autocomplacencia que el padre Hans Zollner desmiente con su mirada realista. “Hay una expectación de que nunca más tales abusos vuelvan a pasar”, observó Zollner a la web de Stuff. “Por supuesto pasarán y están pasando ahora mismo -tanto dentro como fuera de la Iglesia- porque son el mal y por desgracia, nunca podremos eliminar el mal”.
Colgaré la próxima entrada en este blog el jueves 15 de septiembre.
¡Feliz resto del verano!
- Cameron Doody
“Mi preocupación es la de hacer lo que tenemos que hacer y que nos mantengamos fijados en ello”, afirma
Según el padre Hans Zollner, en su cuenta de Twitter, ha llovido mucho en Fiyi en los últimos días, observación que pudiera haber sido la de cualquier turista en cualquier parte del mundo. Pero hay algo que hace que la crónica de este viajero sea algo especial: su compromiso con las víctimas de los abusos sexuales en la Iglesia, el cual le ha llevado, solo en las últimas semanas, a visitar Australia, Nueva Zelanda y las islas fiyanas.
En su paso por la capital neozelandesa de Wellington, el padre Zollner -alemán, jesuita, y presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores- dio una entrevista al portal Stuff en la que habló de sus experiencias viajando por todo el mundo y reuniéndose con supervivientes de abusos a manos de religiosos católicos. Confesó en aquel momento que su trabajo a cargo de la respuesta de la Iglesia al horror del maltrato sexual a los niños le resulta “oscuro, sombrío e intenso”, pero compartió con el reportero neozelandés un pequeño atisbo de esperanza: el de que, después de un día intenso de formación para los obispos de Nueva Zelanda, su sensación es que el mensaje ya parece estar colándose allí, en la conciencia colectiva. Pero no es que no quede trabajo por hacer, o que el mensaje que ha traído Zollner a las antípodas del mundo no se le puede aplicar a otros países: faltaría más.
“No es preocupación mía si nos recuperamos o no”, afirmó el padre Zollner a Stuff, refiriéndose a la reputación de la Iglesia, la cual ha sufrido mucho -o casi irreparablemente- desde la década de los 80, cuando los casos de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes y religiosos en todo el mundo ya empezaban a salir a la luz. Más bien, dice el jesuita, “mi preocupación es la de hacer lo que tenemos que hacer y que nos mantengamos fijados en ello”. Dicho de otras palabras, el sacerdote alemán no se desvela por que la Iglesia se redima y que recupere su “imagen gentil”, debidamente respetada por los diferentes sectores de la sociedad, incluso los no católicos. En absoluto. “Tenemos que centrarnos en lo que podamos hacer para arreglar el desastre que se ha creado a lo largo de los años y en lo que esté en nuestra mano para crear ambientes lo más seguros posible”, señaló Zollner en su cara a cara con la página neozelandesa. Trabajo de expiación que pasa por hacer todo lo posible para curar las heridas de las víctimas que han sido dañadas por la actitud “defensiva y fría” de “algunos líderes de la Iglesia”, particularmente cuando éstas se han atrevido a contar sus experiencias o a denunciar a sus agresores.
Dirán algunos que no, que la Iglesia ya ha hecho importantes avances con respecto a la protección de sus más pequeños fieles, y que resulta imposible ahora -si solo es por las náuseas que nos ocasiona el leer los testimonios de las víctimas que antes eran forzadas a callarse- que los horrores del pasado vuelvan a repetirse bajo nuestras propias narices. Tentación a la autocomplacencia que el padre Hans Zollner desmiente con su mirada realista. “Hay una expectación de que nunca más tales abusos vuelvan a pasar”, observó Zollner a la web de Stuff. “Por supuesto pasarán y están pasando ahora mismo -tanto dentro como fuera de la Iglesia- porque son el mal y por desgracia, nunca podremos eliminar el mal”.
Colgaré la próxima entrada en este blog el jueves 15 de septiembre.
¡Feliz resto del verano!
- Cameron Doody