La CEE se reunió el 18 de octubre con el Ministro de Educación para abordar su postura Los obispos piden un Pacto Educativo en el que la Religión siga siendo evaluable y computable
(Jesús Bastante).- Los obispos españoles están, sin matices, con el Papa Francisco. Después de más de tres años de pontificado, el cardenal Blázquez, en nombre de la Conferencia Episcopal, agradece en una carta al Papa su trabajo y "su ejemplo que nos ilumina el camino".
"Cumplo gozosamente el encargo de agradecer la publicación de Amoris Laetitia, un excelente documento, un servicio extraordinario a la Iglesia y una inestimable ayuda a la humanidad ante los desafíos que padece actualmente la familia", señala el presidente del Episcopado. En la misiva, Blázquez agradece al Papa la convocatoria del Año Santo de la Misericordia, "realmente un Año de Gracia del Señor".
"Reciba nuestro agradecimiento por la convocatoria, el estímulo constante y la magnífica culminación", prosigue la carta, que añade que "la carta apostólica Misericordia et misera nos exhorta oportunamente a que recorramos la vía de la caridad".
La carta finaliza expresando al Santo Padre "nuestra comunión cordial y obediente" y expresa la petición "al Señor que continúe alentando su dedicación abnegada al ministerio que le ha confiado. Cuente con nuestra cercanía y apoyo en las dificultades y las pruebas que la fidelidad al Evangelio le exija. ¡Gracias por su ejemplo que nos ilumina en el camino!".
A las palabras de Blázquez, aseguró Gil Tamayo, se unieron el grueso de los trabajos de la Plenaria, que se dedicaron a tratar de implementar las "pistas" que ofrece Amoris Laetitia para la pastoral familiar de la Iglesia en España. "Francisco nos ofrece una creatividad nueva, nuevas pistas con realismo pastoral". "Se trata de ir abriendo vías de modificación", incidió el portavoz, quien añadió que "hay que actualizar, en clave de Amoris Laetitia, la acción pastoral de la familia en España".
Por otro lado, los obispos se posicionaron a favor de un Pacto Educativo, desvelando un encuentro mantenido el pasado 18 de octubre con el entonces ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo. "Vemos la necesidad urgente de un pacto educativo, que acabe de una vez acabe con los cambios al vaivén de las ideologías imperantes, y que ofrezca la posibilidad de un gran consenso en el que la educación sea una cuestión de Estado, que redunde en mejores ofertas de calidad".
Para ello, los obispos quieren ser una sola voz. "La Iglesia quiere concurrir de forma unitaria. Quiere tener una voz única en el concurso de voces que se den cita en este debate", declaró Gil Tamayo, quien subrayó la importancia de la educación católica en España, con 2.600 centros específicamente católicos, con 1,468 millones de alumnos, 2500 centros concertados católicos, más de 25.500 profesores de Religión, o más de 3,5 millones de alumnos inscritos en enseñanza religiosa.
"La Iglesia tiene un peso, una palabra y un ideario, quiere ser coherente y concurrir al servicio del bien común de la sociedad española, y quiere hacerlo con voz unitaria", recalcó el portavoz episcopal, quien pidió la "concordancia de todos los actores" (padres de alumnos, responsables de colegios, profesores de Religión....).
"Estamos para sumar, porque vemos la necesidad reiterada de este pacto por el bien de nuestros jóvenes", incidió Gil Tamayo, quien añadió que "no se entró en detalles" durante el encuentro con el ministro.
Eso sí: el portavoz episcopal recalcó que dicho acuerdo ha de tener en cuenta el actual "marco de acuerdos internacionales, que tienen rango de ley orgánica", y que la asignatura de Religión esté plenamente integrada en el currículum. "Estos son nuestros principios. Necesitamos acabar con la incomunicación y caminar juntos", añadió Gil Tamayo, quien pidió "un aporte positivo al conjunto de la oferta educativa" en España, a la par que defendió "el derecho de aquellos que quieren que se eduque a sus hijos conforme a sus convicciones".
"Coherencia en los principios, porque sin identidad no hay diálogo, y al mismo tiempo mano tendida. Ver lo que nos une, y a partir de ahí desarrollar un proyecto educativo para el bien de los niños y los jóvenes españoles". Esta es la voluntad de la Iglesia. "Tenemos que dejar añejas posiciones: la educación tiene que ser un campo neutro, formamos para la realidad, no para las entelequias".
"¿Cómo se lleva esto a la práctica? Ya buscaremos la manera. Pero estamos obligados a hacerlo por coherencia. Dejemos la rémora trasnochada: el hecho religioso es algo positivo, y no dejarla fuera: fuera del horario, del currículum... el hecho religioso católico tiene todo derecho del mundo a estar presente en el desarrollo integral de los niños y jóvenes en virtud del derecho de los padres a educarlos".