Ayer presentamos en la sede del ICAI "Resistencia, profecía y utopía en la Iglesia hoy", el segundo volumen de la coedición de Religión Digital con la prestigiosa editorial Herder. El libro de Nicolás Castellanos es un lujo, mucho más que un "indignaos" eclesial, como aseguraba ayer nuestro director, José Manuel Vidal. La de anoche fue la representación perfecta del sueño que hace años tuvo mi jefe y compañero: construir un espacio de información y libertad donde todos se sintieran a gusto. Y se vio en la mesa: dos políticos, el socialista José Bono, y el popular Juan José Lucas; dos profetas, Ángel García y Nicolás Castellanos; un magnífico periodista y el que probablemente sea el hombre más inteligente (en el buen sentido de la palabra) que he conocido en el mundo editorial: Raimund Herder. Y por raro que parezca, 150 personas, entre los que había curas, matrimonios, personas mayores y también jóvenes. Un espejo de sociedad y de Iglesia.

El de Castellanos, como decía, es el segundo de un proyecto editorial que arrancó con la presentación, en septiembre, de "Cuidar la vida", de Juan Masiá, sj, y que continúa con el "Ciclo C" del inefable José Luis Cortés, con un libro que me emociona especialmente: el Evangelio de cada día en viñetas, con una carga de profundidad y de esperanza difícilmente encontrables en otro lugar que no sea en la cabeza y el corazón del hermano Cortés.

Castellanos, Masiá, Cortés... el proyecto RD en Herder es mucho más que una colección editorial. Es un proyecto de amor, que surgió hace más de dos años en el transcurso de una comida en Barcelona, y en el que se han mezclado diversos aromas -no todos dulces-, y un mismo sabor: el de hombres y mujeres que buscan al Resucitado. Y que lo hacen desde la mística, la ciencia, el humor o la profecía.

Ayer hubo algunas ausencias -las más sonoras, como siempre, la de nuestros obispos, que reunidos en Plenaria en Madrid no se atrevieron a acercarse a acompañar a uno de sus "hermanos". Otras, más sentidas, se quedan en nuestra gatera-, pero sobre todo hubo muchas presencias.

Muchas sonrisas, muchos libros vendidos -que no es el principal objetivo, pero si se da, miel sobre hojuelas-, y mucha esperanza. Que tal y como está el patio, nunca está de más. Crear, creer, resistir, indignarse, comprometerse, no cansarse de buscar... Un auténtico proyecto de amor, a la que esta colección, que nació de la amistad y del amor, pretende continuar contribuyendo. Modestamente pero de modo imprescindible. Porque ninguno sobramos. Y cada talento es único. El nuestro, ayer, tratar de poner los medios para que voces como las de Nicolás Castellanos, tran frescas, tan vivas, tan impresionantemente coherentes, sigan siendo escuchadas. Y contribuyan a cambiar la Tierra. Y el Reino.

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