¿Tendrá que juzgarse Ladaria a sí mismo?

Lo digo porque si fuera por los mismos que hicieron saltar todas las alarmas al comienzo del "caso Pagola", el nuevo secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe tendría que ser reconvenido, y sus obras censuradas. Un buen amigo de esta bitácora nos cuenta que José María Iraburu, uno de los principales asesores del obispo de Tarazona, Demetrio Fernández, a la hora de condenar la "Aproximación histórica" que sobre Jesús de Nazaret hizo José Antonio Pagola, también se dedicó a censurar como "contrario a la fe de la Iglesia" un libro de Luis Ladaria. Cuando se enteren de que, además, es muy amigo de Jon Sobrino igual hasta pretenden volver a poner de moda las hogueras.

En concreto, el libro que Iraburu -sí, el mismo cuyo análisis de la obra de Pagola fue publicado por la diócesis de Tarazona junto al escrito de monseñor Fernández- trató de enviar a la pira fue "Teología del pecado original y de la gracia" (BAC, 1993). Afortunadamente, la cosa no pasó a mayores. Es decir, no llegó a Roma. Como ahora. Pero siempre hay más papistas que el Papa que ven pecado mortal en todo intento por abrir nuevas sendas al Evangelio. Y más si son jesuitas, los "niños malos" del Concilio, los "traidores" de la Iglesia. Gracias al cielo que existen. Por lo menos los que están bien encaminados, claro está.

Mientras Ladaria toma posesión y decide si juzgarse o no, el general de la Compañía de Jesús, el también español Adolfo Nicolás, ha enviado un escrito al nuevo secretario de Doctrina de la Fe mostrando su esperanza en que el padre Ladaria "pueda contribuir a la apertura de caminos de diálogo en servicio de la Fe". Toda una hoja de ruta construida sobre la base de dos pilares que para algunos resultan antagónicos y que, en mi modesta opinión, resultan fundamentales para seguir llevando el mensaje de Cristo a este mundo loco: fe -por supuesto- y diálogo. El Evangelio siempre se abre paso en diálogo con la cultura y la sociedad de hoy. A no ser que resucitemos las hogueras. Ya quisieran algunos, pero no. Otra lección de Benedicto XVI.

baronrampante@hotmail.es
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