"¿Causó Jesús un gran impacto en sus discípulos?"
“Compartir” (318) Preguntas y respuestas de 06-12- 2021
Escribe Antonio Piñero
PREGUNTA:
“Profesor: usted mismo ha repetido en multitud de ocasiones que los apóstoles no hacían ni caso a Jesús y que, en ocasiones incluso parecía que ni le entendían, pareciendo unos pazguatos incluso sus propios familiares y hermanos tampoco le creían hasta que se produjo su presunta resurrección. No parece que impresionara Jesús a sus apóstoles hasta después de muerto, eso sí, después de muerto algo debió de hacer en vida, y como muestra podemos recordar a Santiago y su conversión súbita en líder de la iglesia en Jerusalén”.
RESPUESTA:
O yo me he expresado muy mal, o Usted ha entendido mal. Eso que Usted dice no lo he dicho nunca tal como usted lo dice.
Lo que yo he afirmado en multitud de casos es que –desde el punto de vista histórico– la idea del Nuevo Testamento de que los discípulos eran tontos y pazguatos, y que después de al menos doce meses de convivencia continua con Jesús, con decenas y decenas de discursos públicos, parábolas y ejemplos, etc., siguieran los discípulos sin entender a Jesús en casi nada, es una idea absolutamente inverosímil.
No parece posible que un Jesús que atraía a montones de gentes, al menos al principio en Galilea, que predicaba en un lenguaje popular, con parábolas, ejemplos caseros, citas conocidas de la Biblia y exageraciones o hipérboles retóricas para destacar las ideas principales que deseaba transmitir, no fura entendido por sus discípulos. Jesús hablaba muy claro.
A la vez, me confirmo en la idea de que el Nuevo Testamento presenta a los discípulos como con poca inteligencia. Véase un par de textos evangélicos de la presentación neotestamentaria de los discípulos de Jesús como no dotados de habilidad cognoscitiva:
Mc 4,10-13:
“Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas?”
Marcos 9,31-32:
“Porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle”
Y otro texto de Hechos de apóstoles 4,13:
“Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados”.
Pues bien, afirmo que el Evangelio sobre todo quiere magnificar a Jesús aunque lo haga una manera, torpe. Presentar a los discípulos como un tanto lerdos pazguatos, no solo engrandece la figura de Jesús y presenta du doctrina como doctrina, sino que además
- Se realza más la labor del Espíritu Santo en Pedro y Juan si se los presenta en Hechos 4,13 como rústicos e imperitos.
- Que presentar a los discípulos como gente incapaz de comprender es una manera de justificar la huida asombrosa y cobarde de tales discípulos varones tras la muerte de Jesús (no de las mujeres).
- Que presentarlos así se justifica como de origen divino, como inspiración de lo Alto, la labor teológica de la construcción de un nuevo mesianismo sufriente, insólito dentro del judaísmo, hecho por sus seguidores más íntimos.
Por tanto, lo más verosímil históricamente es que dado lo buen pedagogo que debía de ser Jesús, los discípulos lo entendieran perfectamente, y que hubo de causar una honda impresión en sus seguidores. Y que estos no eran tontos se deduce de que –aparte de la labor teológica de Pablo– los primeros seguidores de Jesús también construyeron algunas doctrinas teológicas de envergadura, como la nueva teología del Hijo del Hombre.
Así que yo jamás he sostenido lo que dicen que he sostenido, a saber que el culpable del mal entendimiento de los discípulos podría deberse al poco impacto de Jesús en ellos. Es muy posible que el mal pedagogo sea yo y no Jesús, y se me haya entendido mal.
Saludos cordiales de Antonio Piñero