Non c’è Cristo che tenga (I)

Hoy escribe Fernando Bermejo

Hace algunos meses, un profesor de Sistemas de elaboración de la información del Departamento de Ingeniería de la innovación de la Università del Salento (Italia), de nombre Franco Tommasi, tuvo la gentileza de contactar conmigo para solicitar que le enviara uno de mis artículos y para enviarme un libro suyo, publicado el año pasado. El título del libro es Non c’è Cristo che tenga. Silenzi, invenzioni e imbarazzi alle origini del cristianesimo: Qual è il Gesù storico più credibile?, Manni Editore, Lecce, 2014. Creo que esta obra es lo bastante singular como para darla a conocer a nuestros lectores, a muchos de los cuales –en especial a aquellos que lean con fluidez el italiano– podría resultar interesante.

El título del libro podrá a primera vista inducir a confusión. Non c’è Cristo che tenga es una expresión italiana que significa algo así como “no hay nada que hacer”, por lo cual parecería contener una respuesta negativa e incluso situarse en el campo del mitismo, es decir, de los que niegan la existencia histórica de Jesús. Sin embargo, no hay nada de esto en la obra. El segundo subtítulo corrige de inmediato esa posible primera impresión dejando claro que el propósito del libro es ponderar cuál es la visión sobre la figura histórica de Jesús más plausible de entre las ofrecidas hasta el momento. Además, los términos fuertes utilizados en el primer subtítulo (“silencios”, “invenciones”, “datos embarazosos”) deja ya adivinar que la tarea será abordada de modo agudamente crítico.

Que el autor del libro no sea un historiador o un filólogo, sino alguien dedicado profesionalmente al ámbito de la informática, no debería hacer enarcar las cejas demasiado pronto a nadie, o en todo caso no debería suscitar más precauciones que las que uno toma al leer un libro sobre Jesús de cierto tipo de autores que tienen su sentido histórico irremediablemente dañado tras años dedicados al supuesto conocimiento de seres fantásticos y de considerar fiables y venerables textos en los que la ficción campa a sus anchas.

Por lo demás, todo el que sepa hasta qué punto el ámbito de los “estudios sobre Jesús” está viciado por la inacabable repetición, las constricciones ideológicas de turno y los disparates de toda laya sabrá también que no debe descartarse de antemano la posibilidad de que un espectador ajeno al campo tenga algo sensato que decir, especialmente cuando –como es el caso de Franco Tommasi– ese espectador es una persona inteligente, reflexiva y dotada de sentido crítico, y si además lleva más de treinta años informándose sobre el tema.

Tommasi es asimismo un estudioso intelectualmente honrado, que no se jacta –a diferencia de tantos otros– de venir con el último grito ni alberga pretensiones de ser particularmente original. Desde el mismísimo prefacio de su libro, el autor italiano reconoce con toda sinceridad que el tema sobre el que va a escribir ha sido ya exhaustivamente abordado, y que muchas de las cosas que dirá han sido ya repetidas y expuestas con anterioridad. Y entonces –se preguntará–, ¿cómo justifica este autor la escritura de un nuevo libro?

La respuesta es: haciendo el esfuerzo de mantener la mente abierta y de instalarse a cada paso en una posición dotada de sentido crítico y veracidad. Tommasi señala correctamente que la mayor parte de autores o despliegan una concepción más o menos claramente confesional adoptada a priori, o –en algunos casos– tienen prejuicios contrarios al cristianismo que distorsionan sus reconstrucciones históricas, o –cuando no albergan una posición de “pro” o “contra” – no resultan precisamente claros a la hora de exponer los resultados más fiables de la investigación. Así, se refiere a la existencia de “trabajos (poquísimos) de orientación no confesional, caracterizados por una extenuante cautela y por una exagerada deferencia hacia el mundo cristiano. Lo que los autores académicos exhiben como ‘respeto’ aparece no raramente dictado por el temor de comprometer las propias carreras y las pocas ocasiones de ganancias extrauniversitarias”. El autor señala, además, que esta situación editorial es particularmente preocupante en un país como Italia.

Tommasi habla con mucha claridad, lo que en el mundo en el que vivimos y en el campo al que nos referimos no es poca cosa. Y esta es una de las razones –aunque ni de lejos la única, como veremos– por las que quien esto firma comentará algunos aspectos de este interesante libro en próximas entregas.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo

P.D.: Leo ahora lo que el 2 de septiembre escribió Antonio Piñero sobre mis próximas intervenciones en el blog. Se debió de producir un malentendido, pues mis aportaciones al blog serán a partir de ahora, y hasta nuevo aviso, quincenales.
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