¿Era el Reino de Dios una realidad espiritual presente?, según G. Andrade (VI) (593)

Escribe Antonio Piñero

Según Gabriel Andrade en su libro mencionado en las postales anteriores («Jesucristo, ¡vaya timo!», título que no corresponde a su contenido serio y razonador), la mayoría de los apologetas cristianos sostiene que el concepto reino de Dios no se refiere a una realidad material que está por venir en un futuro inmediato, sino a una realidad espiritual que ya dentro de cada uno de los hombres que lo aceptan. Por tanto –y en contra de tantos textos evangélicos que así lo dan a entender--- el reino de Dios no es un gobierno teocrático de Dios por medio de sus representantes humanos con el mesías a la cabeza, en la tierra de Israel, precedido por grandes catástrofes cósmicas, sino más bien “una forma de vivir, un cambio de vida en los corazones humanos” (p. 152).

Sostiene Andrade que hay sectas fundamentalistas cristianas que defienden que el reino de Dios es una realidad material y futura, según la mayoría de los textos de los evangelios sinópticos, pero que la mayoría de las confesiones, incluida la católica suelen presentar más bien el reino de Dios bajo esta interpretación espiritual. El fundamento de esta exégesis es Lucas 17,20-21:



“Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros»”.


Y sostiene Andrade: “Hay serias dudas de que este pasaje sea auténtico, porque contradice al resto de los textos de los Evangelios sobre un reino de Dios material y futuro. El texto aducido está solo en Lucas, y Marcos --el evangelio más antiguo y una de las fuentes de Lucas-- no tiene ningún texto que defienda que el reino de Dios es una realidad ya presente”. Y añade: “Lo más probable es que frente el obvio problema que se presentaba ante el anuncio no cumplido de Jesús, el autor del Evangelio de Lucas buscara solucionarlo modificando la naturaleza del mensaje apocalíptico” (p. 153).

En el fondo esta argumentación es correcta, pero me gustaría precisarla, ya que he escrito sobre el tema en este Blog con cierta extensión (Blogs 446- 01 a 446-12). Ciertamente, el que un “logion” (dicho) de Jesús carezca de múltiple atestiguación es un serio contratiempo para que pueda ser considerado procedente del Jesús histórico, salvo pruebas muy fuertes en contrario. Segundo: es posible que un dicho presentado por un evangelista, en concreto de los tres primeros, puede tener un cierto fondo de autenticidad y estar modificado por el evangelista mismo o por un profeta cristiano para acomodarlo a los momentos presentes de la comunidad destinataria. Tercero: también es posible que un texto sospechoso de inautenticidad, bien estudiado en su contexto y bien entendido, presente menores dificultades que las que parece tener.

Creo que este es el caso del texto de Lucas que ahora discutimos. Lo primero que debe hacer el intérprete es considerar el contexto completo del dicho. He aquí el texto íntegro en el que se inserta esta dicho de Jesús tan discutido:

“Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir (griego metà paratéseos). 21 Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros.» 22 Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. 23 Y os dirán: “Vedlo aquí, vedlo allá.” No vayáis, ni corráis detrás. 24 Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. 25 Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación. 26 «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. 27 Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. 28 Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; 29 pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. 30 Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. 31 «Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. 32 Acordaos de la mujer de Lot. 33 Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. 34 Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; 35 habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada.» 36 Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?» Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres»”.

Obsérvese:

• Jesús se dirige a los fariseos, presentados en el evangelio como sus enemigos, y como no creyentes en el mensaje del reino de Dios de Jesús.

• El pasaje está lleno de tiempos verbales en futuro (¡ocho indicaciones de futuro!):

- Días vendrán
- Vedlo aquí, vedlo allá.” No vayáis, ni corráis detrás: oración eventual de futuro
- La venida será rapidísima y perceptible como la luz fulgurante de un relámpago
- Así será el Hijo del hombre en su Día (dos veces)
- Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste
- «Aquel Día, el que esté en el terrado….»
- Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho
- Habrá dos mujeres moliendo juntas…

¿Hay alguien que pueda atreverse con sinceridad a afirmar que Jesús está en esta perícopa sosteniendo que el reino de Dios está ya presente? ¿Hay alguien que pueda sostener que este texto dice que el reino de Dios se manifestará simplemente como una apertura de corazón que hace cambiar la mentalidad de modo que se acepte el mensaje de Jesús?

Si Jesús se dirige a los fariseos, ¿es razonable que él diga que sus enemigos ya tienen el reino de Dios presente? Y ha de ser necesariamente en sus corazones, porque por fuera, en la vida ordinaria, la presencia del reino de Dios no se notaba absolutamente nada. Se trataría, por tanto de que el reino de Dios es algo totalmente espiritual. Pero ¡parece imposible que Jesús lo dijera pensando en los fariseos! Por tanto hay que buscar otra interpretación, y que sea razonable, a ese dicho de Jesús.

Lo modernos comentaristas sostienen que el sintagma “está dentro de vosotros” (griego entòs hymôn) significa “está en vuestro entorno” / “está a vuestra disposición”. Opino que por medio de esta interpretación, si se demuestra razonable, ha de venir la solución, puesto que no podemos aceptar que Lucas se haya inventado el dicho sin más para solucionar el problema del retraso de la parusía.

A este propósito me parece oportuno traer a colación lo que escribe François Bovon en su Comentario al Evangelio de Lucas en el vol. III, (Ediciones Sígueme, Salamanca 2004), cap. 7º., 206ss:

«Los vv. 20-21 se parecen a un apotegma (denominado también chría, con el término griego); por un lado, la pregunta atribuida a los adversarios de Jesús respecto al momento de la venida del reino de Dios; por otro, la réplica decisiva que se articula en tres etapas, dos negativas y una positiva. La parte positiva de la respuesta (“Pues he aquí que el reino de Dios está en un espacio que es el vuestro”, v. 21b) justifica la doble parte negativa (“El reino de Dios no viene de modo observable; y no se dirá: Vedlo, está aquí o allá”: vv. 20b-21a). De hecho existe una tensión entre la pregunta de los fariseos y la respuesta de Jesús en cuanto que aquella se refiere al momento, y la respuesta, a la naturaleza de esta venida […] Tal como hizo con los sermones de envío (9, 3-5 y 10, 2-12), Lucas mantiene separados los discursos apocalípticos que toma de Marcos o de la Fuente de los logia. Lucas guarda el discurso de Mc 13 para la víspera de la pasión (21,5-33), pero sitúa aquí el de Q, es decir, al final del relato del viaje».

Comentario nuestro: este análisis demuestra que Lucas ha realizado una buena tarea redaccional en este texto. Prosigue Bovon desmenuzando esta labor redaccional:

«De hecho, al proponer este ramillete de dichos de Jesús, Lucas no se contenta con copiar la Fuente de los logia, sino que la reelabora de diversas maneras:

• Cita, no sin adaptarla, una frase probablemente de su material propio, que coloca al principio de la composición (vv. 20b-21, sobre el reino de Dios); integra un pasaje del apocalipsis de Marcos (v. 31//Mc 13, 15-16, sobre el que no debe descender del tejado);

• Desplaza a este lugar una sentencia de la Fuente de los logia (v. 33//Mt 10, 39, sobre la pérdida de la vida propia) que considera como un útil comentario del difícil logion que acaba de mencionar (v. 31);

• Redacta él mismo ciertas frases que sirven de introducción (v. 22, sobre el deseo de un día del Hijo del hombre) o de complemento teológico (v. 25, sobre la necesidad de la pasión) y ético (v. 32, sobre la mujer de Lot); y finalmente

• Reelabora todo lo que le proporciona la Fuente de los logia para adaptarlo a la orientación y a la tonalidad de su obra».

Y finalmente, Bovon, propone la traducción/interpretación –que ya ha avanzado de hecho-- del sintagma más difícil:

«Si la formulación de la pregunta de los fariseos (v. 20a) es lucana, la respuesta de Jesús deber remontar al material propio; Lucas, en efecto, no utiliza el vocabulario de la paratéresis (la observación, aquí traducido “sin dejarse sentir”); el autor del material propio aprecia el vocabulario de las gentes cultivadas; las palabras “No se dirá: Vedlo, está aquí o allá” parecen ser no tanto una imitación del v. 23 como un préstamo de una tradición paralela a Q (ésta, según Lc 17, 23, se refiere indudablemente al Hijo del hombre, pero esa tradición se interesa aquí por el reino de Dios).

»Por tanto, el sentido de esta segunda proposición de Jesús no es evidente: o bien, nadie podrá decir que está aquí o allá, pues el reino de Dios no ofrece ningún signo previo; o bien, no hay que decir que está aquí o allá, pues ha llegado ya (de manera imperceptible).

»Viene entonces la frase decisiva: “Pues he aquí que el reino de Dios está en un espacio que es el vuestro”. La traducción de esta sentencia es incierta, pero ello se debe menos a la intención del autor, a quien le gustan los enigmas, que a nuestra incapacidad para traducir el entós (“dentro de”)con certeza.

»Tres traducciones diferentes se han propuesto para esta preposición impropia: “en el interior de”, “entre”, y “a disposición de”. El sentido más corriente es “en el interior de”. Podría convenir bien a este pasaje, puesto que el texto opone el exterior al interior, lo visible a lo imperceptible. Éste ha sido el sentido preferido durante siglos por una exégesis sensible al carácter interior y espiritual de la fe cristiana.

»Pero se puede objetar a esta traducción que sería muy curioso que Lucas afirmara la presencia del reino de Dios ¡en el interior del corazón de los fariseos! Por el contrario, a favor de esta traducción se puede señalar la formulación de esta frase en el Evangelio de Tomás 3, que juega con el exterior y el interior. Cuando “entós” se construye con un sustantivo o con un pronombre en genitivo del plural que designa a personas, resulta ambiguo: “en el interior de vosotros” como suma de individualidades (es decir, en “el interior de cada uno de vosotros”) o en “el interior de vosotros” en tanto que grupo (así pues, “en medio de vosotros”, “entre vosotros”). »Además, esta última traducción es la preferida por numerosos exegetas recientes y por diversas traducciones de la Biblia; y seduce a teólogos y cristianos que vinculan el reino de Dios con la presencia de Cristo en la Iglesia.

»Además se puede objetar también a esta traducción que pasa por alto numerosos pasajes lucanos que insisten en el carácter apocalíptico del reino de Dios, y que olvida el empleo regular en Lucas-Hechos de otra expresión, griego en méso (literalmente “en medio de”)seguida de genitivo, que expresa “en medio de” o “entre”. Se ha propuesto una tercera traducción que haría justicia al interés lucano por la ética, la conversión y la decisión: “a vuestra disposición”, “en vuestras manos”, “en vuestro ámbito o dominio”. Así, leemos en un papiro más o menos contemporáneo de Lucas que una mujer tenía bajo llave una reserva de vino entòs autés, “a su disposición”, “en su presencia”, “en su casa”. Se puede objetar a esta traducción que prefiere un uso marginal de entós y que propone una teoría de la disponibilidad del reino de Dios mal atestiguada en la obra de Lucas.

»Es muy difícil formarse una opinión al respecto. Personalmente prefiero el sentido de presente (no de futuro inmediato) del verbo estín(“está”). Pienso además que entós no es sinónimo absoluto de la preposición griega “en”, que significa lo mismo en castellano. Este vocablo significa concretamente “en el espacio de”.

»Finalmente, me gustaría unir la afirmación de Jesús a la teología veterotestamentaria de la presencia de Dios entre su pueblo. Dt 30, 11-14 declara que el mandamiento divino no está oculto ni en el cielo ni al otro lado del mar. Según Ex 17, 7, los israelitas culpables dudaron de la presencia de Dios entre ellos en Masá y Meribá. En Ex 34, 9 Moisés pide a Dios que le ayude con su presencia entre un pueblo de dura cerviz. Según Sofonías (3, 14-20), la hija de Sión puede alegrarse, pues el “rey de Israel, el Señor, está en medio de ella” (v. 15b; cf. v. 17).

»Parece, pues, que Lc 17, 21 desea apartar la atención de cálculos apocalípticos, expresión de dudas y de desconfianza, para orientarlos hacia una presencia divina en medio de su pueblo, presencia que exige la fe para ser real. No es cuestión exclusivamente de interioridad, incluso aunque la presencia de Dios exterior al creyente, asociada a la persona de Cristo y opuesta al pueblo de Israel cuando se insurrecciona, implique una disposición interior de corazón.

»Se puede poner a Lc 17, 21 en relación con Rom 10, 5-13, donde se dice que la palabra de Dios, la presencia de Cristo y la justicia de la fe no están lejos de nosotros, sino en nuestros labios y corazones. La venida del reino de Dios hasta nosotros se ha producido en Jesús (cf. 11, 20), y se cumple también hoy día en la predicación apostólica (cf. 10, 9). Así pues, el reino de Dios no es sólo una categoría apocalíptica (cf. Hch 28, 31). Éste y su venida deben distinguirse del Hijo del hombre y de su venida escatológica, de la que hablarán los vv. 22-37. Las dos realidades están vinculadas, ciertamente, pero existe una tensión entre ellas, entre el envío del Hijo y su parusía última, entre la discreta presencia del Reino desde ahora y su poderosa manifestación al fin de los tiempos.

Y concluye:

»Lucas 17, 21 afirma la presencia para permitir mejor a los versículos siguientes articular el porvenir».

Una cita larga, pero muy interesante para observar la cantidad de piruetas que tiene que hacer Bovon para intentar retener algo del significado “el reino de Dios está dentro de vosotros”. Pienso que entender este versículo de una manera puramente espiritual e interior va en contra de todo lo que ha enseñado Jesús sobre el reino de Dios en otros lugares y va totalmente en contra con el contexto en el que Lucas inserta esta frase ¡a los fariseos!

Y añadiríamos por nuestra parte: hacer del Reino una entidad meramente espiritual y en nada material va en contra del pensamiento del Jesús histórico. De hecho el presente estin (está) puede ser sin problemas un praesens pro futuro (presente por un futuro), tal como lo es, ciertamente, el érchetai («viene» = «vendrá») de la pregunta de los fariseos que da lugar a la respuesta de Jesús. Y el sentido futuro es perfectamente congruente con la escena compuesta por Lucas: los fariseos preguntan: ¿Cuándo viene [= vendrá] el reino de Dios? Jesús responde precisando a sus discípulos: No os preocupéis de los que os anuncian esta venida: «Está aquí o allá»; será tan visible como la de un relámpago que brilla cerca, la percibiréis sin más. Y a los discípulos se aplica lo mismo que a los fariseos «el reino de Dios estará en medio de/entre vosotros, a vuestra disposición».

Síntesis: No es posible aislar la sentencia de Lucas de su contexto y afirmar nada menos que entendía que el reino de Dios era puramente espiritual y solo en el interior de los corazones. En una exégesis que tiene en cuenta el contexto y el de otros textos que indican claramente que el Reino no ha venido y que ese advenimiento es futuro. Lucas trae también en 11,2 la famosa petición del Padrenuestro ¡Venga a nosotros tu Reino!

Ya hablaremos n otro momento de otros textos (por ejemplo, parábolas) que se refieren al inicio del reino de Dios o mejor a los prolegómenos, pero que no dicen que “está ya aquí”.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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