Cristianismo y Secularidad
Capítulo Cuarto
3.Continuidad y ruptura con la teología actual
Ante los malentendidos que ha suscitado la mediación política de la teología, sus teólogos sienten la necesidad de alejar la sospecha de que ésta pueda representar alguna infidelidad sustancial a la Iglesia o la misma teología.
Todos ellos confiesan guardar fidelidad al mismo Señor de siempre utilizando otro lenguaje nuevo, exigido por unas circunstancias nuevas, con el único fin de que su mensaje sea mejor percibido. De modo que, si se compara la teología mediada políticamente con la anterior nos encontramos con que hay continuidad y ruptura entre ellas: la continuidad se da en la fe de la misma fe cristiana.
Por el contrario, la ruptura aparece a través de la crítica que, como factor político, pone ante el juicio de la razón, tesis, dogmas, instituciones etc. Pero no hay que olvidar
que los críticos bíblicos fueron estimulados por el mismo Jesús histórico, como recuerda Dorotea Solle en su método crítico-histórico.
También las críticas que recibe la teología de la existencia de
Bulmann y la trascendental en general, basadas en la metafísica
son hoy numerosas. Estas críticas están justificadas para el teólogo Gonzalez Montes, a pesar del mérito indiscutible de haber dado relevancia a la libertad y su función en el proceso cognitivo de la fe.
La razón que aduce el teólogo salmantino, hoy obispo de Almería, es que lo ha hecho suprimiendo su carácter mundano. "Se hace a costa de su verdad histórica, que es ante todo aconter de salvación en los procesos históricos en los que se revela la acción de Dios".
El narcisismo existencialista de Bultmann, en opinión de Harvey Cox, hace inútil el esfuerzo que hizo por poner la teología al día. Su oferta novechentista no es válida para hoy, porque traduce la Biblia del lenguaje mítico del hombre tribal a la metafísica de ayer y no al léxico postmetafísico actual. Él negaba naturalmente que las categorías exsistencialista fueran metafísicas, pero los son. Bultmann se muestra incapaz de creer que Dios pueda estar presente en el mundo urbano secular de hoy más que en los salones de la burguesía del siglo pasado.
Del mismo modo H. Cox, en el libro ya citado, cree sin vacilación alguna que el existencialismo es un síntoma de la decadencia burguesa. Para el teólogo de la secularidad, las filosofías y teologías existencialistas ya no participan en el espíritu que amanece, sino que simbolizan lo viejo que fenece.
Y es que las cuestiones que le interesan realmente al hombre secularizado de hoy son funcionales y operativas fundamentalmente, y éstas pertenecen a otro orden distinto. En términos semejantes a los de Cox se ha referido Metz a la interpretación existencial del Nuevo Testamento que hace Bultmann, diciendo que tiene una marcada tendencia a la privatización.
Admite, no obstante, que fomenta la desmitificación, pero lo hace al precio del mito de la existencia acósmica y de la subjetividad privada. Por lo que considera muy necesaria una desprivatización crítica de los fundamentos de nuestra teología y esta será una de sus principales tareas en la teología política. Verdaderamente, la teología existencial bultmanniana se ha quedado al margen del mundo y de la historia por no tener como base la escatología bíblica referida al mundo nuevo que hemos de crear en la historia .
El autor de Sincero para con Dios ve también esta teología existencial plagada de "altos" y "afueras", por entender la trascendencia como algo que está en lo alto o fuera del mundo. De la misma manera Rubem Alves en su larga reflexión crítica sobre el lenguaje teológico llega a concluir que el lenguaje existencial es fruto de la separación entre tiempo y eternidad y le reprocha el huir del mundo, en lugar de estar en el centro de la vida creando la historia.
Con todo, el teólogo brasileño ve una cierta afinidad entre este lenguaje y el del humanismo político, porque lo considera una especie de protesta contra los poderes del mundo, de la masificación etc., que destruyen al hombre como sujeto y amenazan su libertad .
H. Cox que hizo la presentación del libro de Rubem Alves, en su lectura reposada ha llegado a convencerse de que con él se hace imposible pensar del tercer mundo como teológicamente subdesarrollado. Llega a esta conclusión, porque Alves se ha servido de los materiales de grandes pensadores del mundo opulento, como la Sociología del conocimiento de Karl Mannheim,
La historia científica de Thomas Kuhn y hasta de la Filosofía de John Dewey, para mostrar que la teología actual está abandonada a una ideología defensiva y elaborar una teología de lucha y esperanza desde el humanismo político .
Ver: Francisco Garcia-Margallo Bazago
Cristianismo y Secularidad
Manual de Nueva Teología Política Europea
(Es mi tesis doctoral)
4. Lenguaje del humanismo político proximamente