Cristianismo y Secularidad
Deciamos que desde el punto de vista de la fe la recomposición de la unidad de Dios y la liberación del hombre tienen mucho en común, ambas están muy relacionadas con las luchas sociales protagonizadas a lo largo de la historia. Pero es cierto que el término "lucha de clases" está hoy en desuso. El sacerdote y sociólogo marxista belga, François Houtart, que trabajó como experto en el concilio Vaticano II, se preguntaba recientemente ¿podemos seguir hablando en la actualidad de la existencia de una lucha de clases?
La pregunta es pertinente, porque con la caída del muro de Berlín ha desaparecido el sistema político que lo utilizó, para justificar una acción de transformación social, manteniendo un régimen autoritario. Han desaparecido asimismo las categorías del análisis social que utilizaba.
Incluso se ha transformado sustancialmente el concepto de clase social.
Ya no existen sólo una burguesía emanada de la economía de mercado y un proletariado indultrial, sino que las clases sociales se han diversificado mucho con el sector de servicios y nuevas tecnologías. Por otra parte, al final de los años setenta la economía mundial se orientó hacia un modelo neoloberal con el llamado Consenso de Washington, lo que ha hecho que los pactos sociales de la postguerra entre empresarios, trabajadores y Estado se hayan debilitado mucho.
Ahora el hundimiento del proyecto socialista en la Europa del Este, por la presión exterior y las propias contradicciones, ha hecho que se presente el capitalismo con la pretensión de ser el único sistema posible y sin alternativa que le haga competencia.
Sin embargo, la euforia capitalista es muy superficial, basta con ampliar la mirada a los países del Sur para percatarse de que nunca ha habido en el mundo tantos pobres. Hasta el Banco Mundial ha expresado su preocupación.
También el presidente Clinton se refirió a este problema en el Foro de Davos del año 2000, durante la reunión de los países más ricos del mundo. A este respecto cabe decir, aunque parezca una contradicción, que nadie como el multimillonario J. Marshal ha acentuado tanto los rasgos negativos que encierra el capitalismo. Contrariamente, pocos como Marx han subrayado las grandezas de la forma capitalista de producción.
Extraña asimismo que Marx hablara de la sociedad socialista sólo de manera indirecta, puesto que todo su trabajo científico en El Capital se centró en el análisis crítico de la economía capitalista que conoció en su época. En su Obra no se encuentra un estudio ni una decripción de cómo funciona la economía en una sociedad socialista. Las observaciones sobre ella se encuentran en el análisis que hace de la forma de producción capitalista.
No obstante, en ese análisis la sociedad socialista aparece como el parto histórico del desarrollo mismo del capitalismo. Es decir, en la contraposición
capitalismo-socialismo la evolución histórica del capitalismo va a desembocar inevitablemente en la sociedad socialista, aunque va a ser un parto muy doloroso y no deseado por la élite económica representada hoy por el G-7.
Sin embargo, es precisamente en el propio mecanismo capitalista de incrementar contínuamente las inversiones, a costa de niveles muy bajos en la parte dedicada al consumo de los asalariados, donde descubre Marx el camino que conduce al socialismo y a la liberación del hombre. Así se expresaba en una carta dirigida a Kungelmann en 1868:
"Yo veo a la gran industria no sólo como la madre del antagonismo, sino que la presiento también como la creadora de las condiciones materiales y espirituales para la solución de esos antagonismos, cosa que por lo demás no puede ir ocurriendo por un camino agradable" .
Marx cree descubrir dentro del capitalismo un principio que le lleva a su destrucción.
Previamente ha señalado que la miseria de los proletarios alcanzaría una gravedad insoportable, lo que les haría ver la necesidad de liberarse mediante la revolución. Esta primera reflexión la hizo heguelianamente al margen de la Economía Política, pero en el primer Manuscrito añadirá que las mismas leyes de la Economía Política conducen a esa situación extrema.
Y es que la ley azarosa de la concurrencia que rige la Economía burguesa, lleva a una concentración creciente de capitales, que arruina a los pequeños capitalistas y pequeños terratenientes, quedando sólo dos clases de población, la trabajadora y la capitalista. Esto lleva como consecuencia una nueva reducción de salarios y termina inevitablemente en la revolución. Así cree Marx haber descubierto un poco de racionalidad económica dentro de la irracionalidad inhumana de la concurrencia .
Asimismo describe en El Capital las propias contradicciones de este sistema: "La fuerza motriz del capitalismo no es la producción de valores de uso y disfrute, sino la producción de valor de cambio y su acrecentamiento.
En cuanto fanático de la revalorización del valor, obliga despiadadamente a la humanidad a producir y de aquí se deriva el desarrollo de las fuerzas productivas sociales y la creación de las condiciones materiales de la producción, que son imprescindibles para poder construir una forma más elevada de sociedad, una forma de sociedad cuyo principio fundamental es el desarrollo pleno y libre de cada uno de
los individuos que la integran" ....
Ver: Francisco Garcia-Margallo Bazago
Cristianismo y Secularidad
Manual de Nueva Teología Política Europea
(Es mi tesis doctoral)