Dios hoy



Prólogo

Los creyentes, por lo general, se forjan un Dios a su imagen y semejanza: los buenos, bueno; los malos, malo; los beatos, rencorosos y biliosos, como condenarían a todos, no ven más que el infierno, en el que apenas creen las almas dulces y amantes.

Este es un pensamiento de Juan Jacobo Rousseau que, habiendo sido él mismo un niño abandonado, abandonó en el orfanato a sus cinco hijos. Los cinco hijos abandonados nunca le abandonaron y dejaron de atormentarle en el infierno de su cerebro, de su ordenador cerebral.

Sus Confesiones nos revelan a Juan Jacobo Rousseau como un alma atormentada en este terrible infierno en el que intenta explicar a sus hijos por qué los abandonó en el orfanato "por su bien". Tal vez este tormento interior llevó a este suizo a confesar su pecado, y, al confesar, al presentarse ante la familia humana -su confesor- como un humilde pecador. Tal vez purificado por esta confesión llegó a encontrar y a legarnos este bello pensamiento: cada uno crea su Dios. Dijo Unamuno que creer en Dios es crear a Dios en un orden de cosas. Es lo que afirmar el autor del Emilio y de las confesiones.

Si Dios nos ha creado, nos ha creado como creadoree Pablo de Tarso, Bacb, Velazquez, cualquiera de nosotros crea su propio Dios a través de las palabras y del lenguaje de su propia vida. También los grupos humanos crean su propio Dios a su imagen y semejanza. En un orden de cosas, como probaremos por los campos del conocimiento y del sentimiento, la familia humana se diferencia de todas las demás familias animales por ser una comunidad teológica y teofílica (y/o teofóbica en el reverso de esta moneda antropológica.

No vemos una tropa de monos celebrando un funeral por el alma de un mono difunto y pidiendo a Dios que le acoja en su seno; no vemos a los lobos erigir mezquitas, sinagogas o catedrales; no vemos a una coneja poniendo alguna vela a algún santo para tener un feliz parto.....No es el hombre solamente un Homo sapiens o Rationalis, un animal teológico... Pero como ocurre con todos los sistemas culturales, no existe un solo idioma teológico como no existe un solo sistema culinario o un solo sistema lingüistico.

Nace el hombre en un país y en una época en que su sociedad le sirve a través de las grabaciones de su ordenador cerebral el hebreo, la religión judía, el árabe y el islam, o bien el español y el sistema teológico del catolicismo.

Puede, además, recibir distintas grabaciones culturales que proceden de sistemas distintos y tal vez diametralmente opuestos. Puede un judío vivir/convivir en la diáspora, por ejemplo, en la España de la Edad Media entre tres sistemas teológicos opuestos y competitivos: el de la sinagoga de su padre, el de la Iglesia de su madre cristiana y el de su novia, una mora de la que se ha enamorado.

No se puede entender la obra de Marx sin tener en cuenta un triple programa cultural/teológico que se instala en su cerebro: el judío de su abuelo rabino; el luterano de su padre convertido al luteranismo y de su íntimo amigo y compañero Engels, un luterano puritano, como se ha comprobado más y más en el reciente descubrimiento de sus cartas. Marx recibe también en su ordenador cerebral la teología del ateísmo materialista de Feuerbach, el idealismo dialéctico de Hegel, las teorías económicas de Ricardo y un refrito de Aristóteles, Cervantes y de varios pensadores más....Seguiremos el próximo lunes.
Ver: José Antonio Jáuregui, Dios hoy
Ediciones NOBEL
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