Dios hoy



Teología del Deus Ludens: ¿Dios Jugador?

(Cont., viene del día 28 diciembre)

Dicen los teólogos más ortodoxos que Dios como ser perfecto, debe tener todas las pefecciones. Abundando en el principio de Parménides de que la nada no puede ser la madre que da a luz al ser, no podría Dios habernos hecho jugadores libres (jugador libre como ser libre como pensador libre es, claro una redundancia en un orden de cosas) sin que Él mismo no sea un jugador libre.

Si esto fuera así, Dios habría creado el Universo como su juguete con el que se entretiene durante toda la eternidad. Ha diseñado el juego, los diversos juegos y los diversos jugadores, pero no quiere saber el resultado de todos los juegos porque deja libertad -en un orden de cosas- a las estrellas, a los átomos, a las nubes para que produzcan una infinita variedad de formas, de colores, de los cristales de nieve).

No sale siempre la misma combinación ni de nubes, ni de paisajes, ni de árboles, ni de flores, ni de seres humanos.
Dentro de estas posibles combinaciones estarían los "fuegos artificiales" de las tormentas, de los estallidos de las supernovas, de la irrupción de los volcanes.

La mascletá de los valencianos es un pálido reflejo de la mascletá de las supernova y no digamos del big bang (si acaso existió); los fuegos artificiales de los valencianos no puede competir con una colosal tormenta ni pueden los jardines de Versalles compararse con el gran jardín del mundo con sus cataratas del Niágara, desiertos del sahara, sierras gigantescas, mesetas, valles con unos paisajes sobrecogedores de belleza y poesía, con una variedad infinita de flores, árboles, animales y seres humanos.

Tal vez Dios ha diseñado todo el Universo pero como un juego que será siempre divertido porque será siempre inesperado. Si sabemos el final de una película o de una novela ya no nos interesa. "No me cuentes cómo acaba", decimos al amigo pesadísimo que quiere martirizarnos contándonos la película con pelos y señales. ¿No es nuestra propia vida un juego, una novela que la vivmos con pasión porque no sabemos cómo siguen los capítulos siguientes ni cómo acaba ni cuando?

¿Podríqmos seguir viviendo si supiéramos cómo son los siguientes capítulos con pelos y señales? ¿Y si Dios tampoco quisiese saber cómo sigue la novela y el juego del Universo, porque Dios es libre, el ser más libre de todos, el menos aburrido, el más divetido de todos los seres? ¿No es la libertad el bien más preciado del ser humano? Entoces, Dios no pudo no ser libre. Deus Ludens: Dios ¿Jugador?. Es una cuestión teológica nueva planteada por los científicos que puede dar mucho juego.

Ver: José Antonio Jáuregui, Dios hoy
Ediciones NOBEL
Volver arriba