Economía excluyente
Así como el mandamiento de "no matar" pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir "no a una economía de la exclusión y la iniquidad". Esa economía mata
No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra en el juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida.
Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar...Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera...Animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: "No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos" (Papa Francisco Evangeli gaudium).
La Teologia de la Liberación, tiene entre otros planteamientos básicos, la opción preferencial por los pobres, el compromiso de eliminar toda forma de explotación e injusticia de este mundo, la idea de que no hay salvación sin liberación (económica, política, social...)y la de que no hay solo pecadores sino sobre todo víctimas.
La economía de la liberación que presenta el periódico Alandar trata de releer estos pilares en clave económica para plantear una economía que tenga a la persona y su dignidad (como productora, como consumidora) en el centro; al dinero como un medio de eliminar la explotación y no como un fin en sí mismo; y que trate de aportar algunas claves para esa liberación económica necesaria para la salvación.
De la misma manera que la Teología de la Liberación, como decía Gustavo Gutierrez, "al contrario de otros postulados teológicos o filosóficos,... emana de una experiencia de compromiso y trabajo con y por los pobres" y no es, por tanto, un desarrollo intelectual que luego se quiera llevar a la realidad, esta Economía de la Liberación parte de prácticas reales y alternativas de una economía basada en las personas.
A patir de ahí tratar de aportar una serie de reflexiones que permitan ejercer una economía libre de opresiones y que, más allá de una preocupación moral sobre si uno estará actuando o no de acuerdo a sus creencias incluso en la cesta de la compra o en la libreta de ahorros, establezca algunos criterios y principios básicos para una economía transformadora y constructora del Reino, en sus aspectos más crematísticos.
El antropólogo Fiske estableció, allá por 1991 cuatro categorías básicas en las que, según él, se podían clasificar las relaciones humanas y en las que encajaría todo tipo de interacción social: de equidad o igualdad, de comunidad, de jerarquía y de mercado.
Mientras que las relaciones de equidad se basan en el principio de derechos y obligaciones (todas las personas implicadas dan y reciben lo mismo), las comunitarias se centrarían en el de necesidad/capacidad (cada persona aporta lo que tiene y recibe lo que necesita; las relaciones de jerarquía, por su parte, se fundamentan en el estatus (doy y recibo según el lugar que ocupo); y las de mercado en el principio meritocrático de la lógica mercantil (tanto doy, tanto recibo).
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Ver: Economía de la liberación, folletos de alandar 48.