Evangelizar a Europa hoy-III
Fotografía de Bonhoeffer
en la portada del libro
Cristianismo y Secularidad de
Francisco G-Margallo Bazago
Perfil del nuevo agente de la evangelización
Desde la teología del Vaticano II
En su deseo de mostrarse al mundo con un rostro distinto al de la era constantiniana, la Igleia conciliar se propone utilizar en sus relaciones con el mundo sólo los medios que esten en conformidad con el Evangelio(GS 76, 5). Lo que exige desacubrir los falsos mecanismos de comunicación establecidos en el transcurso del tiempo entre el poder político y la Iglesia.
Esto conlleva que la Iglesia y los cristianos se desprendan de los medios poderosos que el mundo pone a su disposión: cuerpo diplomático con rango de poder político, nuncios, la prerrogativa de Estado que tiene la Iglesia para negociar concordatos con los estados etc. Los lazos creados entre la Iglesia y el Estado en la época de Constantino (siglo IV) son un ejemplo de las falsas comunicaciones de la Iglesia con el mundo que hay que deshacer, pero sin necesidad de romper con él.
Al contrario,la Iglesia tiene que integrarse más en el mundo porque él es el lugar de la manifestación permanente de Dios. Es un proceso de ruptura y presencia a la vez, pero haciendo hincapié en la desclericalización de la Iglesia. La clericalización se considera como un reflejo de defensa ante la pérdida de participación en las tareas de gobierno en el pasado por parte de la Iglesia. Es como si buscara una compensación de poder en las instituciones confesionales: escuelas, hospitales, obras sociales etc.
Este aislamiento en obras propias separa a los cristianos del mundo y provoca en este desconfianza y contradefensa. Dicha separación tiene también como consecuencia la secularización de la vida social en el sentido de una separación tal que este mundo se organice sin referencias a una escala de valores y una ética que el cristianismo podría contribuir a proporcionarle. El sociólogo y teólogo François Houtart, que participó activamente en el Concilio Vaticano II, interpreta todo esto como resistencia de la Iglesia a abandonar el ideal de una cierta forma de cristiandad y de no aceptar la sociedad pluralista (Ib., 60-62ss; F. Houtart, L'Eglise et le monde).
Según sus comentaristas, Gaugium et Spes provoca una verdadera revolución en el aspecto confesional en la Iglesia, abriéndose a las exigencias plurales de la sociedad industrial y urbana. En ella se manifiesta explícitamente la necesidad de desconfesionalizar la vida social y se hace un llamamiento a los laicos cristianos para que colaboren con los no cristianos y sean dialogantes con los que tengan ideas distintas a las suyas y se establezca en la Iglesia la libertad de juicio. Cuando las opciones sean divergentes, la Constitución pastoral recomienda que prevalezca el bien común (GS 43, 3).
2.º Cristianizar el mundo desde la secularización
Con la expresión "cristianizar el mundo tradicionalmente" se quería significar la misión de acercar los hombres y su mundo a Dios y a la Iglesia. Hoy, después que el Concilio Vaticano II se ha reconciliado con el mundo, cristianizarle no puede significar que haya que hacer de él otra cosa que lo que es, mundo. De ningún modo puede significar sacralizarle de nuevo como en tiempos de cristiandad. El mismo verbo cristianizar es como un reduplicativo de la realidad secular propia del cristianismo.
Por tanto, cristianizar el mundo en su sentido original es para el teólogo Metz secularizarle, llevarle a su ser propio de mundo, con las características y autonomía que recibió en la creación. Quien enajena el mundo y le hace extraño de sí mismo es el pecado. De modo que cristianizar el mundo es devolverle su secularidad original. A la Iglesia pertenece ser garante de la secularidad del mundo, puesto que ella esrá al sevicio de la voluntad de Dios sobre él(JB. Mtez, La cristianización del mundo como secularización del mundo, Teología del mundo, Salalmanca 197.
Los que entendían por cristianizar el mundo la sumisión a la Iglesia se sienten incómodos en la secularización y asocial la versión de cristianizarle expuesta por Metz como un intento de reinterpretar la fe en sentido inmanentista o convertirla en instrumento de ideologías salvíficas intramundanas (W. Kasper, "Cristo o kairós de la fe", en Introdución a la fe, Salamanca 1989; K. Rahner "El pluralismo teológico y la unidad de confesión en la Iglesia", Concilium 46, 1969.
En cambio, los teólogos identificados con la nueva teología política europea ven positivo que en la civilización actual, basada en el progreso de la ciencia y su aplicación el hombre esté renovando el universo a su gusto. Y no sólo eso, sino que piden a la pastoral de la Iglesia que lo tenga en cuenta para la puesta a punto del mensaje cristino que es de ayer y de hoy. A sí lo ha hecho Gaudium et Spes ofreciéndonos una teología en la que afronta la realidad, ya que la fe cristiana no puede vivirse en un mundo irreal.
Es en este mundo secularizado y cambiante donde tiene que dar razón de su esperanza, una esperanza activa en la edificación de un mundo nuevo al servicio de todos los hombres. Metz la llama esperanza crucificada en la que se conjugan a la vez la afirmación y la superación del mundo, por eso su símbolo es la cruz...Seguiremos el próximo domingo.
Ver: Francisco G-Margallo: Cristianismo y Secularidad. Manual de Nueva Teología Política Europea 2007