Fenómeno eclesial del papa Francisco




strong>¿Ves en camino de reemplazo la vida otrora pujante de la vida religiosa y del sacerdocio presbiteral? Pregunta Forcano a JM. Castillo, a la que este contesta convencido

Jesús no fundó ni la vida religiosa ni el sacerdocio. En los evangelios, en la teología de Pablo, en el resto del NT, en toda la tradición del siglo II, no se habla de vida religiosa ni de sacerdocio ministerial en la Iglesia. Por tanto, de la misma manera que la Iglesia pudo ser la Iglesia de Jesús, sin sacedocio ni vida religiosa, no es ninguna herejía ni disparate alguno pensar que pueda llegar el día en que lo mismo los curas que los frailes y las monjas se acaben. Otra cosa es el episcopado, un tema que necesitaría un estudio específico para comprender su razón de ser.

Pero una Iglesia sin clero sería una Iglesia en la que el pueblo creyente podría recuperar su protagonismo. Los creyentes en Jesús el Señor se sentirían verdaderamente responsables en la Iglesia, por la Iglesia y para la Iglesia. Tal como están las cosas, ahora mismo, a este clero le veo un futuro muy problemático. A no ser que en el clero se introduzcan cambios importantes: clérigos que vivan de su trabajo (como hacía San Pablo), que puedan casarse (como lo estaba San Pedro), que vivan pobremente (como vivió Jesús).

A partir de eso, que cada comunidad -siempre de acuerdo con el episcopado local y la propia cultura- se organice de forma que pueda responder a las carencias y esperanzas de cada pueblo, de manera que la Iglesia local sea una fuente de esperanza, de justicia y de libertad.

Los cambios que estamos viviendo anuncian mutación profunda de los paradigmas tradicionales. ¿Ves en el Occidente posmoderno alternativas de recuperación para la vivencia del cristianismo.

El 30 de abril de 1944 escribió Dietrich Bonhoeffer su famosa carta en la que hizo una de las afirmaciones más lúcidas que se hicieron en el siglo XX: "Nos encaminamos hacia una época totalmente arreligiosa. Simplemente, los hombres tal como de hecho son, ya no pueden seguir siendo religiosos. Incluso aquellos que sinceramente se califican "religiosos", no ponen esto en práctica en modo alguno; sin duda con la palabra 'religiso' se refieren a algo muy distinto".

En los ambientes cristianos se le ha tenido miedo a Bonhoeffer pero los hechos que estamos viviendo le están dando la razón. La crisis de la Iglesia y de la religión es patente, la estamos palpando y la sentimos en nuestra propia intimidad. Es más, si el Papa Francisco está teniendo el éxito que todo el mundo ha visto, tal éxito se debe, creo, a que el jesuita Bergoglio ha desplazado el centro de su reigiosidad. Ese centro ya no está dentro de la basílica de San Pedro, sino fuera del templo, en la plaza, en las televisiones de casi todo el planeta, entre la gente, en sus visitas a los barrios pobres, en su cercanía al sufriente.

Para el Papa Francisco, el centro de la Iglesia no está en la religión, sino en la humanidad, en la debilidad de los enfermos, los ancianos y los niños. Eso es lo que ha hecho a este Papa, en pocos meses, que sea visto como el "hombre del siglo 2013". Al proceder de esta manera, este Papa está actualizando la presencia de Jesús. Porque, a fin de cuentas, dos mil años antes que este Papa, Jesús fue un profeta de Dios, un hombre de Dios, que no fue muy religioso, al tiempo que fue profundamente humano. Como ahora se ha manifestado con el Papa Francisco.

Mucha gente no sabe, ni se imagina que "Dios es un producto tardío en la historia de la religión" (G.van der Leuw, W. Burkert...). Mucho antes que en Dios, los hombres pusieron sus creencias en los rituales, en los sacrificios, en las observancias de la religión. Esto es lo que está tocando a su fin. La gente está ya harta de ceremonias, de ritales presuntamente sagrados. Le tenemos un misterioso miedo y hasta pánico a lo humano. Creemos más en lo económico, en lo político, en lo religioso. Pero sólo humanizando este mundo es como podemos encontrar al Dios que se nos dió a conocer en Jesús de Nazaret.

¿O va a ser, al final, una batalla entre el mensaje liberador de Jesús -y otros credos éticos y religiosos- y el proyecto reductor y devastador del neoliberalismo globalizador?

No estamos en la batalla entre la religión y el capitalismo. Todo los contrario: religión y capitalismo se sustentan mutuamente, se legitiman y perviven ayudándose entre ambos. La batalla desisiva es la que se ha desencadenado entre lo humano y lo inhumano, entre la felicidad y el sufrimiento. Ahí, en eso justamente, es en lo que se va a decidir el futuro de la humanidad. Y el futuro del cristianismo.

Teniendo siempre en cuenta que solamente lo que nos hace felices es lo que nos hace verdaderamente humanos. El "homo sapiens" dio sus primeros pasos, en este mundo, hace cien mil años. Desde entonces lo humano se ha ido sobreponiendo a lo inhumano. La crisis actual no es final. Es un paso adelante. Y será un paso decisivo.

---Ver: JM. Castillo, en la Revista Éxodo nº 122, 2014
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