Laudato Si.'Carta encíclica del Papa Francisco

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sobre el cuidado
de la casa común


Lo que le está pasando
A nuestra casa


CAPITULO TERCERO

RAIZ HUMANA DE LA CRISIS
ECOLOGICA

III. CRISIS y CONSECUENCIAS
DEL ANTROPOCENTRISMO MODERNO

120. Dado que todo está relacionado, tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean, que a veces son molestos o inoportunos, si no se protege a un embrión humano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades: "Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social."

121. Está pendiente el desarrollo de una nueva síntesis que supere falsas dialécticas de los últimos siglos. El mismo cristianismo, manteniéndose fiel a su identidad y al tesoro de verdad que recibió de Jesucristo, siempre se repiensa y se reexpresa en el diálogo con las nuevas situaciones históricas, dejando brotar así su eterna novedad.

El relativismo práctico

122. Un antropocentismo desviado da lugar a un estilo de vida desviado. En la Exhortación apostólica Evangelii gaudium me referí al relativismo práctico que cararacteriza nuestra época, y que es "todavía más peligroso que el doctrinal". Cuando el ser humano se coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales, y todo lo demás se vuelve relativo.

Por eso no debería llamar la atención que, junto a la omnipresencia del paradigma tecnocrático y la adoración del poder humano sin límites, se desarrolle en los sujetos este relativismo donde todo se vuelve irrelevante si no sirve a los
propios intereses inmediatos. Hay en esto una lógica que permite comprender cómo se alimentan mutuamente diversas actitudes que provocan al mismo tiempo la degradación ambiental
y la degradación social.

123. La cultura del relativismo es la misma patología que empuja a una persona a aprovecharse de otra y ha tratarla como mero objeto, obligándola a trabajos forzados, o convertiéndola
en esclava a causa de una deuda. Es la misma lógica que lleva a la explotación sexual de los niños, o al abandono de los ancianos que no sirven para los propios intereses. Es también la lógica interna de quien dice: "Dejemos que las fuerzas invisibles del mercado regulen la economía, porque sus impactos sobre la sociedad y sobre la naturaleza son inevitables".

Si no hay verdades objetivas ni principios sólidos, fuera de la satisfacción de los propios proyectos y de las necesidades inmediatas ¿qué limites pueden tener la trata de seres humanos, la criminalidad organizada, el narcotráfico, el comercio de diamantes ensangrentados y de pieles de animales en vías de extinción? ¿no es la misma lógica
relativista la que justifica la compra de órganos a los pobres con el fin de venderlos o utilizarlos para experimentación, o el descarte de niños porque no responden al deseo de sus padres?.

Es la misma lógica del "usa y tira", que genera tantos residuos sólo por el deseo desordenado de consumir más de lo que realmente se necesita. Entones no podemos pensar que los proyectos políticos o la fuerza de la ley serán suficientes para evitar los comportamientos que afectan al ambiente, porque, cuando es la cultura la que se corrompe y ya no se reconoce alguna verdad objetiva o unos principios universalmente válidos, las leyes sólo se entenderán como imposiciones arbitrarias y como obstáculos a evitar.

Ver: Carta encíclica
Laudato si'
del Papa Francisco
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