Laudato Si.'Carta encíclica del Papa Francisco

scristpan class="imagen">


sobre el cuidado
de la casa común


Lo que le está pasando
A nuestra casa


CAPITULO TERCERO

III CRISIS Y CONSECUENCIAS
DEL ANTROPOCENTRISMO MODERNO

Necesidad de preservar el trabajo

128. Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación. No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de una maduración, de desarrollo humano y de realización personal. En este sentido ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo

Pero la orientación de la economía ha propiciado un tipo de avance tecnológico para reducir costos de producción en razón de la disminución de los puestos de trabajo, que se reemplazan por máquinas. Es un modo más como la acción del ser humano puede volverse contra él mismo. La disminución de los puestos de trabajo "tiene también un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste a la mayor parte del "capital social", es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad, y respeto de las normas que son indispensables en toda convivencia civil.

En definitiva, "los costes humanos son siempre también costes económicos y las disfunciones económicas comparten igualmente costes humanos. Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad.

129. Para que siga siendo posible dar empleo es imperioso.
Para que siga siendo posible dar ejemplo, es imperioso promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial. Por ejemplo, hay una gran variedad de sistemas alimentarios campesinos y de pequeña escala que sigue alimentando a la mayor parte a la población mundial, utilizando una baja proporción del terretorio y del agua, y produciendo menos residuos, sea en pequeñas parcelas agrícolas, huertas, caza y recolección silvestre o pesca artesanal.

Las economías de escala, especialmente en el sector agrícola, terminan forzando a los pequeños agricultores a vender sus tierras o a abandonar sus cultivos tradicionales. Los intentos de algunos de ellos por avanzar en otras formas de producción más diversificadas terminan siendo inútiles por la dificultad de conectarse con los mercados regionales y globales o porque la infraestructura de venta y de transporte està al servicio de las grandes empresas. Las autoridades tienen el derecho y la responsabilidad de tomar medidas de claro y firme apoyo a los pequeños productores y a la variedad productiva. Para que haya una libertad económica.

Para que haya una libertad económica de la que todos efectivamente se beneficien, a veces puede ser necesario poner límites a quienes tienen mayores recursos y poder financiero. Una libertad económica sólo declamada, pero donde las condiciones reales impiden que muchos puedan acceder al trabajo, se convierte en un discurso contradictorio que deshonra a la política.

La actividad empresarial, que es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos, puede ser una manera muy fecunda de promover la región donde instala sus emprendimientos, sobre todo si entiende que la creación de puestos de trabajo es parte inedulible de su servicio al bien común.

Ver: Carta encíclica
Laudato si'
del Papa Francisco
Volver arriba