Marx y la Biblia

3. Ley y civilización



3. La civilización

Las injusticias de Israel para sus pobres y necesitados son el motivo directo y exclusivo del rechazo de Israel por Yahvé. ¿En qué se basan los profetas para sostener una tesis de tan incalculables consecuencias? Según Würthwein, Amós se basa en la ley :"Ninguna de las acusaciones enumeradas de los atropellos sociales y de las violaciones del derecho carece de afinidad sustancial con las colecciones de leyes veterotestamentarias

"Afinidad sustancial" es un término escogido con mucho cuidadado. Se impone notar esto: si a los profeatas les importaran las leyes en cuanto que son leyes, las citarían textualmente siquiera alguna vez, o aducirían siquiera alguna vez el tenor mismo de la ley, tal como lo conocemos por las colecciomes del Pentateuco.

Y si la formulación no coincidiera con la que en esas colecciones ha llegado hasta nosotros, al menos la intención formal de citar sería ineqivocamente constatable. La ausencia de citas formales de textos legales y la ausencia aún de la voluntad de aducirlos excluyen toda explicación del anatema profético por razones de legalismo.

La afinidad sustancial no significa, que según los profetas, la razón del rechazo de Israel por Yahavé consista en que Israel violó la ley, sea cual sea el contenido de ésta. No es por razones de inhoservancia sino por razones de injusticia, por lo que Yahvé rechaza a Israel. Los pasajes de Is 42, 21; 40,18; 51, 4-5; 51, 7-8; Sof 3, 4-5; Miq 4, 23 etc.ponen de manifiesto que para los profetas la ley es importante sólo por su contenido de justicia...

La ley en cuanto tal no tiene sustancia para ellos, argumentativamente es un dato traslúcido, no una pantalla; se basan en el hecho de la injusticia, no en el hecho de que esté legalmente prohibida.

La cuestión fundamental sigue en pie: ¿por qué declarar arruinada la elección de Israel con base en delitos que toda la humanidad ha cometido siempre y con los que la historia ha sabido siempre arreglárselas? Esta pregunta de Würthwein, tomada en sus verdaderas proporciones, parece ser la cuestión exegética más importante que pueda plantearse; pues Pablo extiende el problema a toda la civilización humana desbordando los límites del pueblo Israel, y así hace que esté en juego tanto la interpretación del nuevo como del antiguo testamento.

Von Rad aduce Am 2,9-12; 4, 6 s; Is 1, 2-3; 5, 1 s
Miq 6, 1s; Os 11, 1s; Jer 2, 1s, y sostiene: los profetas apelan a la historia, esto es, a la intervención que Yahvé hiciera en favor de Israel, y con esos hechos históricos justifican ahora el anatema de Yahvé contra Israel. Certeramente observado: basan la tradición exódico-libertaria el anatema, no en la tradición sinaítica.

Las "opresiones" denunciadas en Am 3, 9 y 4, 1, son las mismas que están mencionadas (bajo prohibición, no bajo denuncia), en las leyes Éx 22, 20-23; Dt 24, 14 y Lev 19, 13, como bien obserava Würthwein. Pero la ley misma argumenta con la historia de la liberación de Egipto; la apelación de Amós a la historia no es separable del contenido de justicia en que los profetas y las leyes son afines. Y tampoco es exacto que "de hecho los profetas trabajan con una concepción de la ley, como dice Von Rad; la ley misma extiende a todo Israel la amenaza de castigo:

No vejarás ni a viuda ni a huérfano. Si le vejas y
clama a mí, oiré de fijo su clamor, se encenderá mi
mi ira y os mataré a espada; vuestras mujeres
quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos(Ex 22,
21-23).

El interés y la usura denunciados por Am 8, 6, son los proibidos en Lev 25, 37-38; pero, casualmente al contrario de lo que Von Rad quisiera, el profeta omite ahí la explicitación de la tradición exódica como justificación de la amenaza, mientars la ley sí menciona explícitamente la liberación de Egipto. Lo mismo sucede entre Am 8, 5 y Lev 19, 36.

Cuando Von Rad quiere distinguir entre la historia y la ley como base de anatema profético, es porque en su análisis de las tradiciones del Hexateuco no había visto que la legislación original perteneciá a la tradición exódica, tanto en estrato literario como en contenido.

Y sin embargo, la observación de que el anatema profético se basa en la tradición exódico-libertaria nos lleva hacia la verdadera respuesta. Los profetas no cometiron ninguna "audacia hermeneútica" cuando proclamaron el rechazo de Israel basándose en delitos que la humanidad ha cometido siempre y con los que la historia ha entrado siempre en componendas. Realmente fundamentaban así el rechazo de Israel en el hecho de que Israel había frustado el único porqué de su elección.

El yahvista en Gén 18 había explicitado ese único porqué: "justicia y derecho" para toda la humanidad. E Isaías también explicita temáticamente por qué Yahvé arrasará su viña elegida, su plantación escogida, que "son la casa de Israel" y "los hombres de Judá": porque esperó de ellos derecho(mispât)y he ahí asesinato, esperó justicia y he ahí clamor) (Is 5, 7) Es el mismo "clamor" que el yahvista conectaba con "justicia y derecho"en Gén 18 al decirnos cuál era la misión universal de Israel.

En pocas palabras, a la pregunta de Wüthwein se responde así: la injusticia, la falta de misericordia, las opresiones y explotaciones a las que todas las culturas han sabido resignarse son lo que precisamente lo que Yahvé quiere abolir en el mundo. La gran finalidad de la intervención de Dios en la historia humana es suprimir definitivamente todas esas injusticias y falta de amor que a muchos cristianos les parecen tan normales.

Que el pueblo escogido únicamente para enseñarle al mundo la justicia (Gén 18, 19)se haya convertido en concretización de la injusticia cf Miq 3, 10; Hab 2, 12; Am 3, 9-11; 6, 8; Jer 5, 1-5; 8, 7-9; Is 5, 1-7; 5, 8-9), es traición contra todos los seres humanos que han sufrido y sufren por eso(cf Am 3,2 con Gen 18, 19: "conocer=elegir")proclaman los profetas el exterminio de ese pueblo. Por el hecho de que Israel le falló en forma total a Yahvé, siguen "clamando" en vano los oprimidos de la tierra. Pero Israel no fue la última elección de Yahvé traicionada por los escogidos mismos.

"Defender la causa del pobre y del indigente: ¿no es eso conocerme a mí? Dice Yahvé" (Jer 22, 16); conocerme es conocer que yo soy Yahvé, el que realiza compasión, derecho y justicia en la tierra y en estas cosas me complazco" (Jer 9, 23). Los profetas vieron con claridad, que si Israel ya no distinguía a Yahvé de los otros dioses, su misión histórica había terminado. Había que desligar definitivamente del pueblo llamado Israel el nombre de Yahvé: "los reduciré a país devastado, sin ningún habitante" (Jer 34, 22).

Ver: José P. Miranda, Marx y la Biblia. Crítica a la filosofía de la opresión

Ed. Sígueme 1975
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