Marx y la Biblia
La intervención de Dios en la historia
El Dios del Éxodo
Duhm está suponiendo que Deuteroisaías emplea el esquema "predicción y cumplimiento"como los tratados occidentales de apologética.Pero el hecho era la liberación de la cautividad babilónica, y el pivote de la argumentación es así:
¿Quién lo anunció de antemano para que se conociera,
por adelantado para que dijéramos "es justo"? ni quien lo anunciara, ni quien lo hiciera oir, ni quien oyera vuestras palabras.(Is 41, 26)
Lo que se trata de demostrar no es que sólo Yahvé pueda predecir los acontecimientos. El contenido de las predicciones era la justicia. El único Dios que desde antiguo había mostrado que su sola preocupación era la justicia de los oprimidos, era Yahvé; él era el único cuya revelatoria intervención en la historia humana había consistido en un inmenso acto de justicia. En el momento en que alguien (sea Ciro, sea otro), les hace juaticia a los pobres y ultrajados, es ese Dios el que lo inspira y lo guía...
Si la exégesis no se hubiera mostrado tan alérgica con el salmo 37, habría hallado ahí una definición de lo que significa ser justo: "el justo se compadece y da" (Sal 37, 21); ya veíamos, a propósito de Os 6, 6 (pág 70-71), que se trata de intervenir en favor del oprimido y que en eso consiste la "compasión"...
Tiene Zimmerli toda la razón del mundo cuando ve en toda esta polémica monolátrica de Deuteroisaías la continuación y profundización de la epifanía de Yahvé, que se condensa en la fórmula "yo soy Yahvé", "yo soy Yahvé, vuestro Dios", que constituyen el hilo conductor en todo el antiguo testamento. Acerca de Is 48, 12b "yo soy el mismo" dice Zimmerli:
"es un aserto de auto-apertura, una palabra revelante en la que el yo en su carácter de yo se da a conocer". Tanto más valioso es el testimonio de Zermeli, cuanto que su investigación se mantiene en nivel formal sin abordar la cuestión del contenido cualitativo por el que Yahvé se identifica. Para la cuestión del contenido mejor será resumir con palabras de Jepsen quien constata que hay paralelismo sinonímico en Is 51, 1:
Los que vais tras la justicia,
los que buscáis a Yahvé,
y que Tritoisaías entendió perfectamente esa sinonimia:
los llamarán robles de justicia,
plantación de Yahvé
(Is 61, 3)
y concluye inobjetablemente: "Según esto deberíamos hablar de la justicia como la esencia misma de Yahvé.
Teniendo eso en cuenta es como se entiende Is 48, 12b: "Yo soy el mismo; el que era al principio, ése soy al fin". Por eso Deuteroisaías añade "justo" (Is 45, 21) a la fórmula de Os 13, 4 que lo sobreentendía. Incluso podemos trazar el puente entre Oseas y Deuteroisaías: a propósito del retoño davídico que "hará derecho y justicia en la tierra" (Jer 23, 5), Jeremías acuñó el formidable nombre propio "Yahvé-nuestra-justicia" (23,6) y añadió:
Por eso, mirad que llegan días -oráculo de Yahvé- en
que ya no se dirá "vive Yahvé que libertó a los
israelitas de Egipto", sino "vive Yahvé que libertó a la raza de Israel del país del norte y de las tierras a donde los había arrojado y los trajo a habitar en su propio suelo".
(Jer 23, 7-8)
Ver:José P. Miranda, Marx y la Biblia
Ediciones Sígueme 1975